Hoy, que la voz del mundo
cabe en una sola mano;
hoy, que no hay suficientes lágrimas
para calmar la sed;
hoy, que el ácido de un solo estómago
alimentaría a un pueblo;
hoy, que el silencio atronador
no deja oír los sentimientos;
hoy, que se fabrican muertes
en nombre de la nada;
hoy han hablado de libertad…
y, por no llorar, me he reído.
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