La máquina del tiempo.

El retrato de casada, de Maggie O’Farrell

¿Te gustaría conocer la historia de una duquesa que fue retratada por uno de los mejores pintores del Renacimiento, pero cuyo retrato estuvo escondido durante siglos? ¿Te gustaría saber los secretos y las pasiones que se ocultan tras su mirada triste y su joya en forma de serpiente? Si es así, no te pierdas el libro “El retrato de casada” de Maggie O’Farrell, una novela histórica que te transportará al siglo XVI y te hará vivir la vida de Lucrezia de Médici, una joven noble italiana que se casó con el heredero del ducado de Ferrara, Alfonso d’Este.

Un trabajo de…

Lucrezia era hija del gran duque Cosme I de Médici, el poderoso gobernante de Florencia, y de Leonor Álvarez de Toledo, una aristócrata española. Su matrimonio con Alfonso fue un pacto político para asegurar la paz entre Ferrara y España, pero también fue una desgracia para ella. Alfonso era un hombre cruel y despiadado, que la ignoraba y la engañaba con otras mujeres. Lucrezia se sintió sola y abandonada en la corte de Ferrara, donde tuvo que enfrentarse a las intrigas y los peligros que acechaban a su alrededor. Su única esperanza era dar un hijo al ducado, pero su salud se deterioró por la tuberculosis y murió al año siguiente de su boda.

 

Su historia podría haber quedado en el olvido, si no fuera por el retrato que le hizo el pintor Bronzino en 1560. El retrato es una obra maestra del arte renacentista, que muestra a Lucrezia con un vestido negro, un collar de perlas y una joya en forma de óvalo como broche en el pecho. El vestido simboliza su rango y su elegancia, pero también su sangre y su dolor. La joya representa su lealtad y su destino fatal. El retrato revela la belleza y la tristeza de Lucrezia, así como su inteligencia y su sensibilidad. Pero el retrato también esconde un misterio: ¿por qué Alfonso ordenó que se ocultara durante siglos? ¿Qué quería encubrir o proteger?

 

La autora de la novela, Maggie O’Farrell, se basa en un hecho real para recrear con maestría el ambiente y la cultura de la época renacentista, así como los sentimientos y las emociones de la protagonista. La novela es una obra de ficción, pero se inspira en datos históricos y en fuentes documentales. La autora ha investigado sobre la vida de Lucrezia y sobre el retrato de Bronzino, que fue descubierto en el siglo XIX por el poeta Robert Browning, que le dedicó un poema titulado Mi última duquesa.

¿Te imaginas vivir en una corte donde se respiraba arte, cultura y política? ¿Donde podías encontrarte con los mejores poetas, pintores y músicos del Renacimiento? ¿Donde podías asistir a las fiestas más lujosas y a las intrigas más peligrosas? Esa era la corte de Ferrara en el siglo XVI, una de las más importantes y refinadas de Italia y de Europa.

 

La corte de Ferrara estaba gobernada por la familia de los Este, que convirtieron la ciudad en un centro cultural, artístico y político de primer orden. Los Este eran unos grandes mecenas, que apoyaban y financiaban a los artistas e intelectuales que trabajaban para ellos. Así, la corte de Ferrara atrajo a numerosos genios del Renacimiento, como Ludovico Ariosto, Torquato Tasso, Giovanni Boccaccio, Nicolás Copérnico o Tiziano. Los Este también fueron grandes coleccionistas de arte y libros, y fundaron la famosa biblioteca ducal, que aún se conserva en el Palacio Schifanoia.

 

Ferrara fue un lugar de innovación y experimentación en el campo literario. Aquí se desarrolló el género del poema épico, con obras maestras como el Orlando furioso de Ariosto o la Gerusalemme liberata de Tasso. Estos poemas narraban las aventuras de héroes y heroínas en un mundo fantástico lleno de magia, amor y guerra. Pero la corte de Ferrara también cultivó otros géneros como la lírica, el teatro, la novela y la historia. La corte fue un espacio de diálogo y debate entre los intelectuales, que buscaban nuevas formas de expresión y conocimiento.

 

Esta corte también fue un escenario de intrigas y conflictos políticos, tanto internos como externos. Los Este tuvieron que enfrentarse a las ambiciones de otros estados italianos, como Venecia, Florencia o el Papado, así como a las potencias extranjeras, como Francia o España. Dentro de la corte, hubo también rivalidades y conspiraciones entre los miembros de la familia ducal y los cortesanos. La corte fue un lugar de poder y ambición, pero también de peligro y traición.

 

Pero, a pesar de todo, no hay que olvidar que la corte de Ferrara fue un espacio de tolerancia y diversidad religiosa, al menos hasta cierto punto. Los Este mantuvieron buenas relaciones con los judíos, que tenían un importante papel económico y cultural en la ciudad. También hubo contactos con los protestantes y los humanistas, que buscaron refugio o apoyo en Ferrara. Sin embargo, la corte no pudo escapar a la presión de la Contrarreforma y la Inquisición, que acabaron imponiendo su ortodoxia.

 

La corte de Ferrara fue una de las más fascinantes del Renacimiento. Fue una corte donde se mezclaron el arte y la política, la belleza y el drama, la creatividad y el conflicto. Fue una corte que dejó una huella imborrable en la historia y en la cultura.

¿Cómo murió Lucrezia de Médici, la joven duquesa de Ferrara que fue retratada por Bronzino? ¿Fue asesinada por su marido, el cruel Alfonso II de Este, o murió de forma natural, víctima de la tuberculosis? Esta es una pregunta que ha intrigado a muchos historiadores y escritores, pero que no tiene una respuesta definitiva. Veamos los argumentos a favor y en contra de cada hipótesis.

 

Algunos creen que Alfonso envenenó a Lucrezia con arsénico, un veneno muy usado en aquella época. Según esta teoría, Alfonso estaba descontento con su matrimonio y quería deshacerse de Lucrezia para casarse con otra mujer. Además, tenía celos de la relación entre Lucrezia y el pintor Bronzino, que le hizo un retrato muy íntimo y revelador. Esta teoría se basa en el hecho de que Lucrezia murió de forma repentina y con síntomas similares a los de una intoxicación por arsénico, como fiebre, vómitos, diarrea y debilidad. También se sabe que Alfonso tenía conocimientos de química y que poseía un laboratorio secreto donde experimentaba con sustancias tóxicas.

 

Otros piensan que Lucrezia murió de forma natural, a causa de la tuberculosis, una enfermedad muy común y mortal en aquella época. Según esta teoría, Alfonso quería y respetaba a Lucrezia, y no tenía motivos para matarla. Además, su retrato fue ocultado por orden del papa Pío V, que lo consideraba indecoroso e inmoral. Esta teoría se apoya en el testimonio del médico florentino que la atendió en sus últimos días, que diagnosticó su enfermedad como una “fiebre maligna” causada por una “corrupción del pulmón”.

 

Como ves, no hay una prueba concluyente que confirme o desmienta ninguna de las dos hipótesis. Lo único cierto es que su vida fue breve y trágica, y que su historia ha inspirado a numerosos escritores y artistas.

Pero ¿cómo fue el matrimonio de Lucrezia y Alfonso? ¿Fue por amor o por conveniencia? La verdad es que fue un matrimonio por conveniencia, fruto de un arreglo político entre dos familias poderosas: los Médici de Florencia y los Este de Ferrara. Lucrezia era la hija menor del gran duque Cosme I de Médici, el poderoso gobernante de Florencia. Alfonso era el heredero del duque Ercole II de Este, el soberano de Ferrara. Su matrimonio se decidió en 1557, después de que la hermana mayor de Lucrezia, María, muriera de malaria. María iba a ser la esposa de Alfonso, pero su muerte dejó vacante el puesto de duquesa consorte.

 

El padre de Lucrezia ofreció a su hija menor como sustituta, para mantener la alianza entre su familia y la de los Este. Esta alianza era importante para ambos, porque les permitía hacer frente a las ambiciones de otros estados italianos, como Venecia o el Papado, y también a las potencias extranjeras, como Francia o el Imperio. Además, Ferrara era un aliado de España, que tenía mucha influencia en Italia y apoyaba a los Médici.

 

Por eso, el matrimonio de Lucrezia y Alfonso fue una forma de reforzar la paz y la amistad entre Ferrara y España. La boda se celebró en 1558 en Florencia, pero Lucrezia tuvo que esperar a que su marido volviera de una campaña militar para irse con él a Ferrara. Su llegada a Ferrara fue triunfal, pero pronto se sintió sola y abandonada en aquella corte.

 

Su matrimonio no fue feliz ni fructífero. Alfonso era un hombre cruel y despiadado, que la ignoraba y la engañaba con otras mujeres. Lucrezia se refugió en la religión y en las obras de caridad, pero su salud se deterioró por la falta de afecto y la presión por dar un heredero al ducado. Murió al año siguiente de su boda, dejando un vacío en la historia y en el arte.

Pero ¿qué tuvo que ver la corte española en todo esto?

 

España, mejor dicho, la alianza de los dos reinos Castilla y Aragón bajo los mismos reyes, era, en aquellos tiempos, una potencia en auge y, ejerciendo como tal, metía las narices en todos los problemas continentales, cuando no los creaba la misma corona española. Y justo por aquella época, la corona de Aragón tenía diversos intereses por la península itálica, así que los tercios españoles ejercían una frecuente presencia en aquellas tierras. De este modo, España influyó en Italia de diversas formas, tanto en el ámbito político, como en el cultural, el religioso y el militar.

 

En el ámbito político, España controlaba gran parte de los territorios italianos, como Nápoles, Milán, Sicilia o Cerdeña. Estos territorios formaban parte de la Monarquía Hispánica, que los gobernaba por medio de virreyes o representantes del rey. También intervino en los asuntos internos de otros estados italianos, como el Papado, Venecia o Florencia, a través de alianzas, tratados o conflictos armados. Así, España se convirtió en la principal potencia que dominaba Italia.

 

En el ámbito cultural, España contribuyó al desarrollo del Humanismo y el Renacimiento en Italia, que fueron los movimientos artísticos e intelectuales más importantes de la época. Apoyó y financió a numerosos artistas e intelectuales italianos, como Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Rafael o Maquiavelo, que trabajaron para la corte española o para sus aliados. También difundió la cultura italiana por sus otros dominios, como las colonias americanas o los Países Bajos. De esta forma, España fomentó el intercambio cultural entre Italia y el resto del mundo.

 

En el ámbito religioso, España fue un firme defensor de la Iglesia Católica y de la Contrarreforma, que fue el movimiento que buscaba reformar y fortalecer la fe católica frente al avance del protestantismo. Colaboró con el Papado en la convocatoria y aplicación de los acuerdos del Concilio de Trento, que fue el principal órgano de la Contrarreforma. Así mismo, también combatió contra los protestantes y los herejes en Italia y en otros lugares, como Alemania o Francia. Por lo que se puede decir que España defendió la ortodoxia católica y la unidad religiosa.

 

En el ámbito militar, España fue la protagonista de las guerras italianas, que fueron una serie de conflictos que enfrentaron a las principales potencias europeas por el control de Italia entre 1494 y 1559. Logró imponerse a sus rivales, como Francia o el Imperio Otomano, gracias a su superioridad naval y a sus experimentados soldados y generales, como Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán) o Fernando Álvarez de Toledo (el Gran Duque de Alba). También construyó una red de fortalezas y presidios en Italia para defender sus posesiones y sus intereses.

 

Como ves, España influyó en Italia de diversas formas durante el siglo XVI. Fue una época de esplendor y conflicto, de arte y política, de fe y guerra. Fue una época que marcó la historia y la cultura de ambos países.

El estilo de O’Farrell es el de una escritora que se inspira en hechos reales, pero los recrea con imaginación y conjetura, llenando los vacíos que deja la historia oficial. Al mismo tiempo, se centra en los personajes femeninos, a los que da voz y protagonismo, rescatándolos del olvido o de la marginación. En su narración alterna el presente y el pasado, creando una estructura narrativa que mantiene el interés y la tensión del lector. O’Farrell escribe con un lenguaje cuidado, poético y evocador, que crea una atmósfera literaria que atrapa al lector.

 

Los temas que toca O’Farrell en la novela son varios y muy interesantes. Por ejemplo:

 

El matrimonio y el poder: la novela muestra cómo Lucrezia tuvo que adaptarse a un matrimonio impuesto y a una corte hostil, donde su marido era un hombre ambicioso y cruel, que la despreciaba y la maltrataba. También explora los conflictos y las intrigas políticas que rodearon su matrimonio, que fue un arreglo entre dos familias poderosas para sellar una alianza.

 

La identidad y la libertad: la novela se centra en especial en el personaje de Lucrezia, que es una mujer inteligente, rebelde y creativa, con un gran talento para el dibujo. Trata con sensibilidad y realismo los aspectos positivos y negativos de su personalidad, como su curiosidad, su valentía, su pasión, pero también su soledad, su miedo, su angustia. Y aborda el tema de la identidad y la libertad de las mujeres en una época en la que estaban sometidas al dominio de los hombres.

 

La historia y el arte: la novela se basa en un hecho real: el retrato que le hizo el pintor Bronzino a Lucrezia de Médici, que fue ocultado durante siglos y que revela los secretos y las pasiones de su matrimonio. Recrea con maestría el ambiente y la cultura de la época renacentista, así como los sentimientos y las emociones de la protagonista.

 

La belleza y el amor: la novela es también un homenaje a la belleza y al amor, tanto en su forma como en su fondo. Está escrita con un lenguaje cuidado, poético y evocador, que crea una atmósfera literaria que atrapa al lector. Y refleja el amor por el arte y la literatura de los protagonistas, que encuentran en ellos una forma de expresarse, de comunicarse, de crear y de sobrevivir.

Una posible conclusión que se podría sacar de este libro es que la vida de Lucrezia de Médici fue una historia de amor, arte y resistencia, en medio de un contexto histórico difícil y violento. Lucrezia fue una mujer que tuvo que enfrentarse a un matrimonio impuesto y a una corte hostil, pero que supo encontrar en el arte y en el pintor Bronzino una forma de expresar su verdadera identidad y sus sentimientos. Fue también una mujer que sufrió la pérdida de su salud y de su libertad, pero que no se dejó vencer por la desesperación y la resignación. En definitiva, Lucrezia merece ser recordada y homenajeada por su belleza, su talento y su coraje.

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