En este último trabajo de Cercas, volvemos a seguir las
peripecias de Melchor Marín, el mossod’esquadra protagonista de su anterior novela, Terra Alta (2019), con la que ganó el Premio Planeta, quien, en esta ocasión, es llamado a Barcelona
para que colabore en un delicado caso de extorsión sobre la alcaldesa de la ciudad, aunque, para disipar perspicacias, debemos aclarar que el tiempo de esta nueva historia no es el actual, sino un
futuro cercano, concretamente está situada en 2025.
El elemento incriminatorio es un vídeo sexual cuya
exposición pública acabaría con la carrera política y social de la alcaldesa, por lo que durante la investigación debe guardarse la más celosa discreción. Por eso mismo, Melchor es requerido por
Blai, su antiguo jefe y ahora inspector, debiendo colaborar con el sargento Vázquez, otro viejo conocido pues todos aparecen en Terra Alta.
De aquella sabemos que Melchor Marín, fueconocido como el
héroe de Cambrils, ya que abatió algrupo terrorista que perpetro aquellos funestos atentados que todos recordamos, aunque nadie conoce su identidad y, para evitar que fuese un próximo objetivo, le
ofrecieron un destino en la comarca tarraconense de Terra Alta, un lugar supuestamente tranquilo, sin embargo… Marín tiene un pasado muy poco habitual: hijo de una prostituta que murió asesinada y
cuya venganza ha convertido en una de las metas de su vida; pasó unos años en la cárcel, donde se aficionó a la lectura y se dejó hipnotizar por la figura de Javert, un personaje de la obra de Víctor
Hugo, Los miserables. Y hasta aquí, pues el resto de su vida aparece en las dos novelas.
Al desarrollarse la trama en un tiempo futuro, Cercas puede
permitirse un distanciamiento con el presente, lo cual le ofrece una perspectiva desde la que enjuiciar los comportamientos políticos y sociales, sobre todo de los movimientos soberanistas, que
sacuden la Cataluña contemporánea, y lo hace desde las propias voces de unos protagonistas que desempeñan, en el tiempo narrativo, cargos de relativa importancia y reconocen las falacias y el
embaucamiento del “procés”; unos inteligentes, aunque inmaduros, representantes de la sociedad rica y poderosa catalana, que están acostumbrados a hacer lo que les viene en gana con total impunidad.
Junto a estos aparece otro personaje de clase media, hijo de un sindicalista aupado al congreso, con aspiracionesa convertirse en uno de ellos, por lo que su destino, fácil de deducir, es el de
servirles de bufón.
¿Qué relación existe entre la alcaldesa y estos individuos?
¿Qué secretos del pasado esconden? ¿Tienen algo que ver con el chantaje?... ¿Hay algún interés político en este delito o es solo económico?... Melchor Marín debe buscar respuestas para estas
preguntas y otras muchas si quiere llegar a algún punto de luz que le aclare este oscuro caso que, por momentos, se va complicando más.
A lo largo del libro, Cercas hace diversos guiños a su
anterior novela, Terra Alta, pero a la forma cervantina que podemos ver en la segunda parte de Don Quijote, pues el protagonista se entera de que hay un libro por ahí, escrito por
un tal Cercas, que airea los secretos de su propia vida. Este recurso crea una cierta ambigüedad entre lo real y lo ficticio que no puede dejar indiferente a los lectores. Y es que el tiempo se
convierte en algo líquido en manos de este autor, por lo que navegar por él, hacia atrás o hacia delante, no tiene ningún misterio y, lo que es curioso, cuando te imbuyes en la lectura, también lo
ves normal. Además, no hay duda de que Cercas ha sabido compaginar en esta novela la reflexión política, desde su subjetividad, con la tensión de la intriga perfectamente sostenida, por lo que es una
novela que atrapa hasta el final.
Y hablando de finales, como ya he dicho,
Independencia es la continuación de Terra Alta, por lo que, si no la habéis leído, hacedlo antes de leer esta, porque la destripa al completo.