Pequeña Poesía:
Entrega décima.
Todavía su calidez dormitaba sobre las prudentes sábanas,
sólo una desvanecida mácula aludía a pretéritos afanes
que un soplo de agua no fuera capaz de exiliar al olvido.
Vencía el día entre trinos infantiles y llamadas aladas.
Indagaron los ojos testimonios de ausencias por los rincones
y las manos ojearon por níveos espacios sensaciones ingratas.
En el aire se mecíaron átomos de un aroma invocado
que como dardos vulneraban la solidez de las razones.
Ya todo no era música: el ruido dominó a las palabras.
Antonio Cruzans
Dibujos de Loui Jover