Pequeña Poesía:
Entrega duodécima.
DOLOR
Fiera flor profunda que emerges
con acerbas punzadas,
extirpar tus pétalos
descarnados quisiera,
mas mis dedos no alcanzan a rozar
tu inevitable destino.
Temo la llegada del reposo
nocturno donde tus latidos
enmudezcan mis sueños
y torturen mi vigilia.
¿Qué hay de purificación
en ti, ave carroñera
que te alimentas
de mis minutos futuros?
Nada. No hay nada.
No seré mejor por aceptar
que tus dientes y uñas
desgarren mis entrañas.
Si te acepto, no es por fe,
es por impotencia,
renuncio a ofrecer mis sufrimientos
en ofrenda para mitos asesinos.
Mientras aliente mi pecho
y mi boca responda a mis instintos,
dibujaré sonrisas, y el eco de mi risa,
aunque débil,
seguirá rompiendo los cristales
de las ventanas oscuras
que desean verme rendido.
Antonio Cruzans
Dibujos de Frida Kahlo