Como ya se indica en el título, este es el relato de una
historia cargado de dudas, rincones oscuros, crueles realidades y mucha ironía. Y cuando digo ironía no me refiero a la que surge como recurso al fracaso, sino a la que se escapa cuando te muerdes la
lengua para no ir más allá.
Eslava Galán va desmenuzando los pormenores de aquel inicio
imperial ajustándose a los hechos documentados, por una parte, mientras que por otra utiliza el recurso de la novelización, aderezada con un buen sentido del humor cuando las lagunas históricas lo
requerían, pero eso sí, dejando en cueros las vergüenzas de la oficialidad sensiblera, fervorosa y dudosamente informada que elevaba a los altares patrios como hecho heroico y filantrópico una
invasión más, disfrazada de evangelizadora, educadora y salvadora cuando, en realidad, la motivación de esta empresa estaba en la gula de riquezas y en la lujuria del poder, y cuyas consecuencias
fueron guerras, muertes, hambre y odio. Y digo una invasión más porque la de España en América es una de tantas que se han llevado a cabo, y no la más cruel, por cierto, pues a pesar de la “leyenda
negra” que se nos colgó desde hace siglos, algo que demuestra la ineficacia e inutilidad de nuestros políticos, los de antes y los de ahora, al momento de saber vender nuestra imagen al mundo,
nuestros aventureros ancestros no llegaron, ni de lejos, al nivel de genocidio y desprecio por otros pueblos como hicieron los alemanes, ingleses, franceses, holandeses, belgas, por nombrar solo a
los más característicos, en sus veleidades imperiales. El mismo Eslava Galán dijo en una entrevista: ·La conquista de América es un momento de la historia que se ha sensibilizado por ignorancia.
Cualquier proceso invasor de una potencia a otra implica que se abuse de los invadidos”.