Con 17 años, obligado por su padre a cursar estudios de
ingeniero agrónomo en la Universidad Complutense de Madrid, se trasladó a la Residencia de Estudiantes de aquella ciudad, donde conoció al pintor Salvador Dalí y al poeta Federico García Lorca, así
como a otras destacadas personalidades de la generación del 27, quienes ejercieron una decisiva influencia en la obra de Buñuel, muy especialmente en sus primeros años. Por
ejemplo:
Salvador Dalí y Luis Buñuel se conocieron entre finales de
1920 y principios de 1930 y su relación fue apasionada y conflictiva. Ambos colaboraron en numerosas obras de arte, entre las que debemos destacar “Un perro andaluz”, primera película
surrealista dirigida por los dos que fue todo un éxito. La ruptura de Buñuel y Dalí llegó con la segunda película, “La edad de oro”, que Buñuel acabaría rodando en París en 1929 acreditando
a Dalí tan solo como coescritor del guion. El problema se gestó cuando Dalí comenzó una relación con Gala, quien más tarde se convertiría en su esposa, a la que Buñuel no soportaba, y se dice que
incluso intentó estrangularla en un acto de desesperación, ante lo que Dalí salió en defensa de ella y Buñuel se retiró, resquebrajándose su amistad, pues después de este incidente, Buñuel y Dalí ya
no volvieron a hablarse nunca más, a pesar de los intentos de Dalí de comunicarse con él.
Por otra parte, Luis Buñuel y Federico García Lorca también se conocieron en la Residencia de Estudiantes de Madrid por las mismas fechas. Buñuel
reconocería que fue Lorca quien lo llevó a valorar la poesía: “fui transformándome poco a poco ante un mundo nuevo que él iba revelándome día tras
día”, a pesar de las incomprensiones aparentemente insuperables en cuestiones de estética teatral y
cinematográfica, ya que ni Lorca descubrió el cine de la mano de Buñuel, ni Buñuel descubrió el teatro gracias a
Lorca. Sin embargo, su relación de amistad estuvo marcada por contrastes, pues llegaron a tener una relación muy estrecha, a pesar de la conocida homofobia del cineasta aragonés. Aunque, por encima de todo, pudo más la profunda admiración y afecto mutuo que se profesaban, por lo
que se puede aseverar que Federico García Lorca tuvo una influencia significativa en la obra cinematográfica de Luis Buñuel, como éste reconoció en sus memorias cuando afirmó, refiriéndose a Lorca:
“la obra maestra era él”, y colaboraron en varias ocasiones, como en el guion de Federico escrito en Nueva York en 1929 “Viaje a la Luna”. Además, la obra “Leyenda áurea” de Lorca
fue sugerida por Buñuel y más adelante se convertiría en la película "Simón del desierto". Y a la inversa, de forma consciente unas veces e inconsciente otras, Lorca acusó la influencia
cinematográfica en su propia obra.
El surrealismo, que tuvo su apogeo en Francia durante los
años veinte y principios de los treinta, influyó fundamentalmente en la literatura y las artes plásticas, y también en el cine. Buñuel fue uno de los autores destacados del surrealismo en la
cinematografía. Su obra fílmica se inspiró en la combinación de sueños surrealistas con la realidad humana, causando la sensación de no saber qué es cierto o no. En sus películas, se pueden observar
temas recurrentes como el erotismo, la sexualidad, lo prohibido, el antifascismo, la religión, la moralidad, y la burguesía. El surrealismo en sus películas se manifiesta en la forma en que rompe con
la narración lineal clásica, juega con la fantasía onírica, plantea el libre ejercicio del pensamiento y presenta imágenes insólitas que carecen de principios estéticos y morales. Las uniones entre
secuencias y planos suelen ser absurdas, los tiempos y espacios son confusos sin tener una explicación lógica. El surrealismo permitió a Buñuel explorar y expresar sus ideas y visiones de una manera
única y provocativa, lo que contribuyó a su reconocimiento como uno de los grandes cineastas de todos los tiempos.
Poco tiempo después dejó sus estudios de Ingeniería Agrónoma
para estudiar Ciencias Naturales como alumno del famoso entomólogo Ignacio Bolivar. Por aquella época comenzó a interesarse por el cine cómico norteamericano, en actores como Buster Keaton, Harold
Lloyd y Ben Turpin, y formó las primeras proyecciones de cine club en España. En 1925, tras licenciarse en Filosofía y Letras, se trasladó a París y trabajó como asistente de Epstein. Al poco tiempo
conoció a Jeanne Rucar, joven profesora francesa de gimnasia con la que se casó dos años después, y al año siguiente dirigió en Amsterdam la puesta en escena de “El retablo de Maese Pedro”,
con música de Manuel de Falla.
El cine visto por él en aquellos tiempos tuvo una gran
influencia en la obra cinematográfica de Luis Buñuel. En primer lugar, porque su trabajo es resultado de un enérgico desdoblamiento del lenguaje y la construcción no de personajes, sino de humanos, y
en segundo lugar, por lo concerniente a la parte técnica, donde Buñuel utilizará cámaras lentas, con planos cortos, luz en el centro y oscuridad en las esquinas, además de secuencias absurdas y
escenas que recurren a la comparación, a lo simbólico y a lo conceptual. El cine de Buñuel se ha comparado con la arquitectura, al compartir elementos que van más allá de lo comercial, considerándose
cine de arte y de culto. Sus películas unen recursos del montaje de las vanguardias artísticas para edificar un espacio arquitectónico no sometido a las imposiciones de lo real. Más tarde, en México,
Buñuel se convertiría en una figura importante del cine latinoamericano, y sus películas se caracterizarían por su crítica a la sociedad mexicana y su exploración de temas como la religión, la
política y la corrupción, y su obra fílmica se inspiraría en la combinación de sueños surrealistas con la realidad humana.