El mito de la caverna:

Luis Buñuel, el visionario surrealista.

Luis Buñuel Portolés, nacido el 22 de febrero de 1900 en Calanda, España, fue un director de cine español que, tras el exilio de la guerra civil española, se nacionalizó mexicano y que ha sido considerado por muchos críticos de cine, historiadores y directores como uno de los cineastas más grandes e influyentes de todos los tiempos.

Un trabajo de… 

Fue el primogénito de siete hermanos. Su infancia y adolescencia transcurrieron entre su pueblo natal, Calanda, y Zaragoza, creciendo en un ambiente familiar de clase media acomodada, pues su padre, Leonardo Manuel Buñuel González, también originario del mismo pueblo, fue militar en Cuba, propietario de una ferretería y de una empresa naviera.

 

Así que Luis asistió al Colegio de los Hermanos Corazonistas para cursar sus primeros estudios con clases en castellano y francés. El bachillerato lo realizó en el Colegio del Salvador de Jesuitas, completado con otras materias en el Instituto General y Técnico de Zaragoza. Por lo que se puede fácilmente deducir que su educación fue de extrema religiosidad en las aulas, algo que más tarde influiría en su cine surrealista.

 

La educación religiosa de Luis Buñuel tuvo una influencia significativa en su obra cinematográfica. A pesar de haber sido muy religioso y creyente durante su infancia, Buñuel comenzó a perder la fe alrededor de los catorce o quince años después de leer libros de Herbert Spencer, Piotr Kropotkin, Friedrich Nietzsche y Charles Darwin, especialmente "El origen de las especies". En su obra, se pueden observar personajes que están influidos por la religión, aunque de forma diferente, como en las películas “Nazarín”, “Él”, “Ensayo de un crimen” y "Tristana". Esta obsesión con la religión es central en la obra de Buñuel, ya que en su propia vida aparecen contradicciones en un proceso que le lleva de una educación religiosa a un ateísmo convencido. Además, la influencia de la religión en su obra no se limita a la representación de personajes religiosos, sino que también se manifiesta en la forma en que aborda temas como el realismo, el surrealismo, y la relación entre la realidad y el sueño. A través de sus personajes y sus historias, Buñuel pudo expresar sus preocupaciones, contradicciones y obsesiones, lo que nos permite conocer la mentalidad del propio director.

Con 17 años, obligado por su padre a cursar estudios de ingeniero agrónomo en la Universidad Complutense de Madrid, se trasladó a la Residencia de Estudiantes de aquella ciudad, donde conoció al pintor Salvador Dalí y al poeta Federico García Lorca, así como a otras destacadas personalidades de la generación del 27, quienes ejercieron una decisiva influencia en la obra de Buñuel, muy especialmente en sus primeros años. Por ejemplo:

 

Salvador Dalí y Luis Buñuel se conocieron entre finales de 1920 y principios de 1930 y su relación fue apasionada y conflictiva. Ambos colaboraron en numerosas obras de arte, entre las que debemos destacar “Un perro andaluz”, primera película surrealista dirigida por los dos que fue todo un éxito. La ruptura de Buñuel y Dalí llegó con la segunda película, “La edad de oro”, que Buñuel acabaría rodando en París en 1929 acreditando a Dalí tan solo como coescritor del guion. El problema se gestó cuando Dalí comenzó una relación con Gala, quien más tarde se convertiría en su esposa, a la que Buñuel no soportaba, y se dice que incluso intentó estrangularla en un acto de desesperación, ante lo que Dalí salió en defensa de ella y Buñuel se retiró, resquebrajándose su amistad, pues después de este incidente, Buñuel y Dalí ya no volvieron a hablarse nunca más, a pesar de los intentos de Dalí de comunicarse con él.

 

Por otra parte, Luis Buñuel y Federico García Lorca también se conocieron en la Residencia de Estudiantes de Madrid por las mismas fechas. Buñuel reconocería que fue Lorca quien lo llevó a valorar la poesía: “fui transformándome poco a poco ante un mundo nuevo que él iba revelándome día tras día”, a pesar de las incomprensiones aparentemente insuperables en cuestiones de estética teatral y cinematográfica, ya que ni Lorca descubrió el cine de la mano de Buñuel, ni Buñuel descubrió el teatro gracias a Lorca. Sin embargo, su relación de amistad estuvo marcada por contrastes, pues llegaron a tener una relación muy estrecha, a pesar de la conocida homofobia del cineasta aragonés. Aunque, por encima de todo, pudo más la profunda admiración y afecto mutuo que se profesaban, por lo que se puede aseverar que Federico García Lorca tuvo una influencia significativa en la obra cinematográfica de Luis Buñuel, como éste reconoció en sus memorias cuando afirmó, refiriéndose a Lorca: “la obra maestra era él”, y colaboraron en varias ocasiones, como en el guion de Federico escrito en Nueva York en 1929 “Viaje a la Luna”. Además, la obra “Leyenda áurea” de Lorca fue sugerida por Buñuel y más adelante se convertiría en la película "Simón del desierto". Y a la inversa, de forma consciente unas veces e inconsciente otras, Lorca acusó la influencia cinematográfica en su propia obra.

 

El surrealismo, que tuvo su apogeo en Francia durante los años veinte y principios de los treinta, influyó fundamentalmente en la literatura y las artes plásticas, y también en el cine. Buñuel fue uno de los autores destacados del surrealismo en la cinematografía. Su obra fílmica se inspiró en la combinación de sueños surrealistas con la realidad humana, causando la sensación de no saber qué es cierto o no. En sus películas, se pueden observar temas recurrentes como el erotismo, la sexualidad, lo prohibido, el antifascismo, la religión, la moralidad, y la burguesía. El surrealismo en sus películas se manifiesta en la forma en que rompe con la narración lineal clásica, juega con la fantasía onírica, plantea el libre ejercicio del pensamiento y presenta imágenes insólitas que carecen de principios estéticos y morales. Las uniones entre secuencias y planos suelen ser absurdas, los tiempos y espacios son confusos sin tener una explicación lógica. El surrealismo permitió a Buñuel explorar y expresar sus ideas y visiones de una manera única y provocativa, lo que contribuyó a su reconocimiento como uno de los grandes cineastas de todos los tiempos.

 

Poco tiempo después dejó sus estudios de Ingeniería Agrónoma para estudiar Ciencias Naturales como alumno del famoso entomólogo Ignacio Bolivar. Por aquella época comenzó a interesarse por el cine cómico norteamericano, en actores como Buster Keaton, Harold Lloyd y Ben Turpin, y formó las primeras proyecciones de cine club en España. En 1925, tras licenciarse en Filosofía y Letras, se trasladó a París y trabajó como asistente de Epstein. Al poco tiempo conoció a Jeanne Rucar, joven profesora francesa de gimnasia con la que se casó dos años después, y al año siguiente dirigió en Amsterdam la puesta en escena de “El retablo de Maese Pedro”, con música de Manuel de Falla.

 

El cine visto por él en aquellos tiempos tuvo una gran influencia en la obra cinematográfica de Luis Buñuel. En primer lugar, porque su trabajo es resultado de un enérgico desdoblamiento del lenguaje y la construcción no de personajes, sino de humanos, y en segundo lugar, por lo concerniente a la parte técnica, donde Buñuel utilizará cámaras lentas, con planos cortos, luz en el centro y oscuridad en las esquinas, además de secuencias absurdas y escenas que recurren a la comparación, a lo simbólico y a lo conceptual. El cine de Buñuel se ha comparado con la arquitectura, al compartir elementos que van más allá de lo comercial, considerándose cine de arte y de culto. Sus películas unen recursos del montaje de las vanguardias artísticas para edificar un espacio arquitectónico no sometido a las imposiciones de lo real. Más tarde, en México, Buñuel se convertiría en una figura importante del cine latinoamericano, y sus películas se caracterizarían por su crítica a la sociedad mexicana y su exploración de temas como la religión, la política y la corrupción, y su obra fílmica se inspiraría en la combinación de sueños surrealistas con la realidad humana.

Como ya he mencionado, Luis Buñuel se casó con Jeanne Rucar, una joven profesora francesa de gimnasia, en 1934, con la que tuvo dos hijos, Juan Luis y Rafael, y a pesar de los desafíos y las dificultades que enfrentó a lo largo de su vida, incluyendo el exilio durante la Guerra Civil Española, Buñuel siempre mantuvo una fuerte conexión con su familia

 

El exilio marcó de forma significativa la obra de Luis Buñuel. Durante la Guerra Civil Española, Buñuel se puso a las órdenes republicanas y se marchó a Francia para trabajar con la propaganda, y este exilio ideológico, económico y profesional marcó el comienzo de un periplo que estuvo a punto de alejarle para siempre de la dirección, pues los primeros años de huida fueron duros, centrados en la supervivencia al servicio de la República y en una constante búsqueda de cualquier empleo, hasta que recaló con su familia en Nueva York, donde ocupó un piso minúsculo. Una vez allí consiguió un empleo en el MoMA, supervisando propaganda antinazi a las órdenes de Rockefeller. Tiempo después, volvió a intentarlo en Hollywood hasta que el azar, la única fuerza en la que creía, le llegó a ser propicia con una oferta para dirigir una versión cinematográfica de ‘La casa de Bernarda Alba’ y aunque el proyecto se frustró, esto le llevó a México, donde decidió quedarse y empezó a trabajar como director. El exilio en México fue un período muy productivo para Buñuel, donde realizó veinte películas entre 1946 y 1964, entre ellas algunas de sus obras más destacadas: “Los olvidados” (1950), “Él” (1952), “Abismos de pasión” (1953), “Ensayo de un crimen” (1955), “Nazarín” (1958), “El ángel exterminador” (1962) y “Simón del desierto” (1965).

 

A lo largo de su carrera, Buñuel utilizó el cine como una especie de lienzo en el que plasmó todas las preocupaciones que acontecían en su mundo interior. Su cine habla de una persona inconformista con su tiempo y muy crítica con los convencionalismos burgueses y religiosos. Su obra pretende abrir los ojos a un espectador conformista, atentando contra el orden social establecido y poniendo en el punto de mira temas como la sociedad, la familia, la religión, la burguesía o la política.

Luis Buñuel se trasladó de México a Francia en la década de 1960, donde continuó su carrera cinematográfica y realizó algunas de sus obras más reconocidas. Desde allí regresó a España en dos ocasiones: la primera en 1961, para dirigir ‘Viridiana’, con la que ganó la Palma de Oro de Cannes, y en 1970 para rodar en la ciudad de Toledo ‘Tristana’, una película sobre la obra de Galdós con un reparto de lujo: Catherine Deneuve, Fernando Rey y Franco Nero. A pesar de estos hitos cinematográficos logrados en su país natal, la gran mayoría de su obra fue realizada o coproducida en México y Francia, debido a sus convicciones políticas y a las dificultades impuestas por la censura franquista para filmar en España. Durante su estancia en Francia, Buñuel realizó películas como “Belle de jour” (1967), “La vía láctea” (1969), “El discreto encanto de la burguesía” (1972), “El fantasma de la libertad” (1974) y “Ese oscuro objeto del deseo” (1977). Estas películas son consideradas algunas de las mejores de su carrera y reflejan su madurez como cineasta.

Buñuel falleció el 29 de julio de 1983 en la Ciudad de México. A pesar de su muerte, su influencia en el cine continúa siendo fuerte y su legado perdura en la historia del cine. Está considerado como uno de los cineastas más influyentes y rompedores de la historia. Aunque en las últimas décadas de su vida pudo trabajar con mayor libertad y mayores medios en Francia, su obra completa se caracterizó precisamente por una formidable coherencia pese a todas las circunstancias adversas. Buñuel trabajó en diversas partes del mundo y en diferentes idiomas, lo que le permitió adaptarse a diversas circunstancias y desafíos. Por ejemplo, durante su tiempo en Nueva York, trabajó para el Museo de Arte Moderno (MOMA) dirigiendo la selección de películas antinazis. Posteriormente, en Hollywood, trabajó para Warner Brothers como jefe de doblaje de versiones españolas para América Latina. En su trabajo, se destacó por su capacidad para combinar elementos del surrealismo con críticas sociales agudas, y sus películas a menudo presentaban personajes y situaciones que desafiaban las convenciones sociales y religiosas, y exploraban temas de deseo, obsesión y represión.

 

Luis Buñuel tenía un método de trabajo muy particular y eficiente. Le gustaba usar cada pedazo de cinta que rodaba y minimizaba el tiempo de edición al rodar todo lo que fuese posible en orden para que los editores no tuvieran que cortar la cinta en muchos trozos y después ordenarlos lógicamente. Era tan eficiente que podía completar una película en un par de semanas. Además, el estudio de los guiones técnicos de Luis Buñuel permite dar a conocer detalladamente el proceso creativo de cada una de las obras de este cineasta. Su método de trabajo en México, por ejemplo, se puede reconstruir a través del análisis del guion técnico de “Él”, lo que permite valorar el excelente conocimiento que Buñuel tenía de la técnica cinematográfica. Este método de trabajo también permite identificar nuevos significados e intenciones en el contenido y las imágenes de sus películas.

 

Luis Buñuel era conocido por su carácter fuerte y su compromiso con sus principios. Según sus propias palabras, hasta el último día de su vida fue leal a la fiera y ambiciosa estética de su juventud: "Yo quería cualquier cosa, menos agradar". Y es que tenía una especial inclinación por todo aquello que fuera tradicionalmente feo, desagradable, cruel, antipático, innoble. Este enfoque se reflejaba en su obra, donde a menudo presentaba personajes y situaciones que desafiaban las convenciones sociales y religiosas. Pero toda aquella persona que lo conocía sabía de su inmensa capacidad para adaptarse a diversas circunstancias y desafíos.

Sin embargo, nunca se olvidó de su pueblo natal, Calanda, al cual regresó cada vez que volvió a pisar suelo español: La primera fue en 1961, después de casi dos décadas de exilio forzoso en México, cuando regresó por primera vez a España. Además, la edición definitiva del guion de “Los Olvidados”, una de las películas más conocidas y premiadas de Luis Buñuel, fue presentada en la pequeña localidad turolense, donde, en su honor, se celebra anualmente el Buñuel Calanda International Film Fest, un festival de cine dedicado a la figura del cineasta. Este festival incluye presentaciones de libros, conferencias, masterclasses, proyecciones de documentales, cortos y largometrajes de ficción. El festival se celebra en julio y atrae a cineastas y amantes del cine de todo el mundo.

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