Con Aquitania, su autora, Eva García Sáenz de
Urturi, consiguió el Premio Planeta 2020. Este thriller histórico tiene como protagonista a la duquesa de Aquitania, reina de Francia y, posteriormente, reina de Inglaterra, Leonor de
Aquitania. Una joven fuerte, lista y codiciosa, que tuvo una larga vida, pues murió con 82 años, se casó con dos reyes, con los que tuvo dos y ocho hijos, respectivamente, y conspiró contra
ambos…
En esta novela, Leonor, hija del duque Guillermo X de
Aquitania, con tan solo trece años es amante de su tío paterno, Raimundo de Poiters, el cual pasa de la veintena, este hecho no debemos tomarlo como algo simplemente anecdótico, pues tendrá bastante
importancia en el transcurso del argumento. La joven recibe en su palacio, por medio de unos emisarios, la triste noticia de la muerte de su padre ante el altar mayor de la catedral de Compostela, al
parecer, a causa de consumir agua en mal estado. Pero ella no cree que esa muerte sea accidental, sino más bien sospecha que la mano de Luis VI de Francia, apodado el Rey Gordo, debe estar detrás de
este suceso, pues por todos era sabido que la familia de los Capetos codiciaba, desde hacía mucho tiempo, la posesión de la región más rica de Francia, el Ducado de Aquitania. Era el año
1137.
Su tío y amante parte hacia Tierra Santa y ella pasa a
ostentar el título de duquesa de Aquitania, pero, a pesar de su corta edad y de su supuesta inexperiencia, Leonor decide averiguar la verdad y tomar venganza, para ello crea un testamento falso, ya
que a su padre no le dio tiempo redactarlo, y accede a contraer matrimonio con Luis, el heredero al trono de Francia, aunque se reserva el privilegio de regir el poder sobre sus posesiones de
Aquitania. Ambas partes parecen contentas: el Rey Gordo porque piensa que esta niña va a ser fácil de dominar y Leonor porque se le abren las puertas para llevar a cabo su malévolo plan. Sin embargo,
nada ocurrirá como tenían planeado, ni unos, ni otros.
El libro está estructurado en cuatro partes, una por cada
personaje importante en la historia que, a su vez, nos ofrecen cuatro voces narrativas diferentes: la de Leonor, la de Luis VII, su esposo, la de Raimundo y la de un narrador omnisciente que cuenta
las peripecias de un niño, hijo de una prostituta… Y todas ellas convergen en el desenlace final.
Los hechos que se narran son históricos y gran parte de los
principales personajes, aunque la escenificación de los mismos no tiene por qué serlo, aún más, los diálogos, muchos detalles, acciones, fechas y personajes secundarios, seguramente sean cosecha
propia de la autora, pues en eso consiste la novela histórica, de lo contrario, si todo estuviera contrastado, sería un ensayo.
El Ducado de Aquitania, cuyo origen data del siglo VII, ha
ido sufriendo diversas variaciones a lo largo de los años hasta llegar a la provincia actual perteneciente a la República Francesa. En la época que nos ocupa, bajo el gobierno de Leonor, tenía una
extensión mucho más grande que la de ahora, ocupando el Suroeste y parte del centro de Francia, comprendiendo los ducados de Aquitania, propiamente dicho, y el de Gascuña, los condados de Périgord,
Auvernia, La Marca y Poitou, además del Vizcondado de Limoges, la capital era la ciudad de Burdeos. En 1130 el Duque de Aquitania dio su apoyo al antipapa Anacleto II y se unió a su cisma contra
Roma, sin embargo, Guillermo X, regresó al amparo de la Iglesia católica persuadido por el monje cisterciense Bernardo de Claraval, el cual también aparece por las páginas de esta novela. Pero esto
le creará grandes enemigos.
En 1137, Leonor se convierte en duquesa de Aquitania tras la
muerte de su padre, Guillermo X, mientras llevaba a cabo una peregrinación a Santiago de Compostela. Falleció mientras escuchaba misa oficiada por el obispo de la catedral, cayendo ante el altar
mayor. Era el Viernes Santo de 1137 y nunca se supo con certeza la causa de su óbito. En sus últimas voluntades dejaba escrito su deseo de unir a su hija Leonor con el heredero al reino de Francia,
Luis VII el Joven, como así ocurrió, pero siempre ha rodeado a ese testamento una aureola de sospecha sobre su verosimilitud.
Leonor es una figura histórica que tuvo una vida tan larga e
intensa que da para esta y unos cientos de novelas más. Nacida en Poitiers en 1122, era la mayor de los tres hijos de Guillermo X de Aquitania y Leonor de Châtellerault: Leonor, Petronila y
Guillermo, por lo que no estaba destinada a heredar el título, sin embargo, al morir su hermano, se convirtió en la primogénita de su padre. A los quince años tomó posesión del trono del Ducado de
Aquitania, bastante más grandes que las posesiones del Rey de Francia. Ese mismo año contrajo matrimonio con el heredero al trono del reino francés, que tan solo contaba con dieciséis años de edad y,
al poco tiempo, tras una muerte fulminante del Rey, ambos son nombrados Reyes de Francia. A los veintitrés años tuvo su primera hija, María, que sería condesa de Champaña y, posteriormente, a su
segunda, Alix, condesa consorte de Blois y Chartres. Pero las relaciones con su esposo nunca fueron muy buenas, sobre todo a causa de su suegra, Adelaida de Saboya, y del consejero del anterior rey,
el abad de Saint-Denis, Suger. Pero todo empeoró cuando el matrimonio partió hacia Tierra Santa durante la Segunda Cruzada y se detuvieron en Antioquía donde Leonor se reencontraría con su tío
Raimundo, quien ejercía de príncipe de aquella ciudad. De regreso a Francia se acercaron a con intención de visitar que al Papa, quien aprovecho para intentar arreglar las desavenencias del
matrimonio, pero ya era irreparable y Leonor consiguió la anulación basándose en lejanas consanguineidades entre ambos. Era marzo de 1152 y dos meses más tarde contrajo nuevas nupcias con el futuro
Enrique II Plantagenet, Rey de Inglaterra. Ella tenía 30 años y él 19. De este enlace nacieron ocho hijos, entre los que se encuentras tres reyes de Inglaterra y una reina de España y algunos tan
conocidos, gracias a la literatura romántica, como Ricardo Corazón de León o Juan Sin Tierra. Este enlace duraría 21 años, pero acabaría peor que el anterior, pues Leonor convenció a sus hijos para
conspirar contra su propio padre, promoviendo una rebelión que, tras ser reprimida, le costaría varios años de prisión. Sin embargo, recuperada la libertad tras la muerte de su segundo marido,
gobernó Inglaterra en nombre de su hijo Ricardo, que estaba luchando en la Tercera Cruzada. Al retorno de éste, se recogió en una abadía que abandonó a causa de la muerte prematura de Ricardo, para
ponerse al frente de la causa de su hijo pequeño, Juan, contra su propio nieto Arturo de Bretaña. Entonces contaba 77 años de edad. Pero todavía le quedaban fuerzas para viajar hasta Castilla con 80
años, con la intención de concertar la boda de su nieta Blanca, nacida de su hija Leonor y Alfonso VIII de Castilla, con el que sería Luis VIII de Francia. Por fin, Leonor moriría en la abadía de
Fontevrault a la, para entonces impensable, edad de 82 años.
Hay más personajes verídicos, pero no creo necesario
extendernos. Con lo expuesto se puede comprobar que la parte histórica está bien documentada y que donde la autora fabula es, sobre todo, en aquellas partes oscuras que la historia no ha sido capaz
de desentrañar, secretos que, posiblemente, se queden ocultos para siempre formando parte del misterio y los fantasmas de un pasado que, con la distancia, se vuelve más
romántico.
Los personajes están perfectamente humanizados, con sus
defectos y virtudes, y sin tentaciones de crear alrededor de alguno de ellos aureolas insostenibles. Por otro lado, la línea argumental se apoya en la intriga y el suspense bien sostenidos, lo que
ayuda bastante a la lectura y a dejarse llevar por la modulación dramática. Y repito, Aquitania es una novela cuya trama se sustenta en unos hechos históricos y como tal hay que tomarla sin
más aspiraciones, y así cumple perfectamente su cometido.