HISTORIAS SENCILLAS: Tempujs fugit, de Antonio Cruzans.
Él jamás antes había pensado en la muerte, pero en aquel día lo hizo con bastante frecuencia y en todas sus formas y representaciones… desde que lanzó su móvil contra la pared y se convirtió en una nebulosa de diminutas estrellas de cristal y plástico, lo cual originó que gritara su pequeña hermana, quien huyó despavorida del salón, y se incorporar su padre en el sofá como si lo impulsase un resorte, increpándole, también a gritos, “¡Pero te has vuelto loco!”
HISTORIAS SENCILLAS: Carpe diem, de Antonio Cruzans.
Él jamás antes había pensado en la muerte. Eso era algo que ocurría a los demás y, sobre todo, a la gente muy vieja… aunque, a veces, también podría pasarle a alguien en plena juventud, en un accidente o algo así, pero nunca se había parado a darle vueltas a este asunto, además, no le gustaba, no quería pensar en ello pues le llenaba de una desazón, de un malestar desagradable…
HISTORIAS SENCILLAS: Carta desde el infierno, de Antonio Cruzans.
¡Querida hermanita!
¿Cómo estás?... ¿Ya te has dejado cazar por algún pavo de los que te cortejan?... Diles que se anden con cuidado porque, de lo contrario, cuando vuelva tu hermano se van a enterar… Jejejeje…. ¡Deja de fruncir el ceño, que te veo y afea esa linda carita!...
HISTORIAS SENCILLAS: Mi metamorfosis, de Antonio Cruzans.
¿Las personas también sufrimos una metamorfosis?
HISTORIAS SENCILLAS: A Elsa no le gustan los gusanos, de Antonio Cruzans
Elsa se lo pasa muy bien en el campo. Con los árboles, algunos tan grandes como palacios; con las flores, que se confunden con golosinas; con los pájaros cantores que vuelan de aquí para allá y de allá para acá y se pierden entre las ramas; con las hojas secas, crujientes como galletas cuando las pisas y bailarinas en el viento, con el que huyen y huyen haciendo piruetas.
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