HISTORIAS SENCILLAS: Tras cada segundo, de Antonio Cruzans
Era un domingo por la mañana. Uno de esos tibios domingos soleados de invierno en los que tanto me gusta sentarme en la terraza de algún bar dejándome acariciar por los rayos matutinos del sol, mientras leo mi periódico favorito y me tomo un cafecito o algún té de los que te reconfortan y te reviven...
HISTORIAS SENCILLAS: Yo vi una vez un rayo de sol, de Antonio Cruzans
Todos los días la misma rutina. La misma voz dulce que te despierta: “Ya es la hora, cariño. Debes levantarte” ... es la más sugerente que has encontrado en el distribuidor, aunque tus amigas bromeen por el hecho de que hayas elegido la de una mujer y no la de un hombre... Pero tú lo tienes muy claro...
JUGUETES: El no-cuento de Caperucita, de Antonio Cruzans
John y Michel habían marchado hacía rato a su habitación para dormir, pero claramente, por el alboroto que estaban armando, todavía permanecían bastante despiertos, así que mamá me envió para que les reprendiera. Cuando llegué los encontré en plena batalla de almohadas y yo recibí mi parte nada más entrar, por lo que puse mi cara más convincente de enfado y les envié a la cama, sin embargo, ellos rápidamente aprovecharon la ocasión…
HISTORIAS SENCILLAS: El hueco, de Antonio Cruzans
Ulises era un anciano como los de los cuentos. Lucía un bonito pelo nacarado como la nieve, luminoso y largo, peinado en una suelta melena que le caía sobre sus hombros fornidos y una barba blanca perfilada que se recortaba cuidadosamente todos los días, porque Ulises era muy presumido y ufano, a pesar de su edad, pues Ulises tendría… ¡Bueno…, ni se sabe la edad que tendría!...
HISTORIAS SENCILLAS: Tempus omia variat (Tempus amorem non repicit III), de Antonio Cruzans
Él jamás antes había pensado en la muerte, estoy seguro de eso porque nunca había hecho mención a ella, sin embargo, esta mañana, mientras que mi mujer preparaba los desayunos y yo me debatía entre las pequeñas con el objetivo de sacarlas de la cama, ha aparecido en la puerta de la habitación con el mismo sigilo e idéntica desolación que un fantasma: “Papá… Jumpy está… muerto…”
HISTORIAS SENCILLAS: Tempujs fugit (Tempus amorem non recipit II), de Antonio Cruzans.
Él jamás antes había pensado en la muerte, pero en aquel día lo hizo con bastante frecuencia y en todas sus formas y representaciones… desde que lanzó su móvil contra la pared y se convirtió en una nebulosa de diminutas estrellas de cristal y plástico, lo cual originó que gritara su pequeña hermana, quien huyó despavorida del salón, y se incorporar su padre en el sofá como si lo impulsase un resorte, increpándole, también a gritos, “¡Pero te has vuelto loco!”
HISTORIAS SENCILLAS: Carpe diem (Tempus amorem nonrecipit I), de Antonio Cruzans.
Él jamás antes había pensado en la muerte. Eso era algo que ocurría a los demás y, sobre todo, a la gente muy vieja… aunque, a veces, también podría pasarle a alguien en plena juventud, en un accidente o algo así, pero nunca se había parado a darle vueltas a este asunto, además, no le gustaba, no quería pensar en ello pues le llenaba de una desazón, de un malestar desagradable…
HISTORIAS SENCILLAS: Carta desde el infierno, de Antonio Cruzans.
¡Querida hermanita!
¿Cómo estás?... ¿Ya te has dejado cazar por algún pavo de los que te cortejan?... Diles que se anden con cuidado porque, de lo contrario, cuando vuelva tu hermano se van a enterar… Jejejeje…. ¡Deja de fruncir el ceño, que te veo y afea esa linda carita!...
HISTORIAS SENCILLAS: Mi metamorfosis, de Antonio Cruzans.
¿Las personas también sufrimos una metamorfosis?
HISTORIAS SENCILLAS: A Elsa no le gustan los gusanos, de Antonio Cruzans
Elsa se lo pasa muy bien en el campo. Con los árboles, algunos tan grandes como palacios; con las flores, que se confunden con golosinas; con los pájaros cantores que vuelan de aquí para allá y de allá para acá y se pierden entre las ramas; con las hojas secas, crujientes como galletas cuando las pisas y bailarinas en el viento, con el que huyen y huyen haciendo piruetas.
|