Un trabajo de…

En este libro, Murakami nos habla de cómo empezó a escribir después de ver un partido de béisbol y su apertura de un bar de jazz porque prefería trabajar para sí mismo. De su método para escribir una novela, qué hábitos y rituales sigue, y qué consejos da a los aspirantes a escritores. También se refiere a autores, como Kafka, Chandler, Dostoievski o Hemingway, que le inspiraron, y cómo se relaciona con el mundo literario y los premios. Y, así mismo, de su forma peculiar de vivir el éxito y la fama, y de cómo afronta las críticas y las controversias.

Murakami comenzó a escribir a los treinta años, cuando tuvo una revelación mientras veía un partido de béisbol, tras la cual se le ocurrió que podía escribir una novela, y así apareció su primer libro: Escucha la canción del viento, que publicó en 1979. Antes de dedicarse a la escritura, Murakami regentaba un bar de jazz llamado Peter Cat con su esposa Yoko, y es que Murakami es un gran aficionado a la música y, en especial, al jazz, así como a la literatura occidental, algo que se refleja con frecuencia en sus obras.

Como ya he mencionado anteriormente, las obras de Murakami abordan diferentes temáticas, pero algunas de las más recurrentes son la soledad, el amor, la memoria, la identidad y la relación entre lo real y lo fantástico. En sus trabajos se recrea en mundos imaginarios donde se mezclan elementos de la cultura japonesa tradicional y popular, así como influencias de la literatura y la música occidentales. Sus personajes suelen ser personas comunes que se enfrentan a situaciones extraordinarias o misteriosas, y que buscan su lugar en el mundo. Pero Murakami también explora temas como el consumismo, la sexualidad, la espiritualidad y el arte.

Además de novelas Murakami ha escrito relatos y ensayos. Sus relatos han sido recopilados en libros como El elefante desaparece, Sauce ciego, mujer dormida y Hombres sin mujeres. Sus ensayos tratan sobre sus experiencias personales, sus gustos literarios y musicales, y su visión del mundo. Algunos de sus libros de ensayos son De qué hablo cuando hablo de correr, De qué hablo cuando hablo de escribir y Novelistas como músicos.

El estilo de escritura de Murakami es muy original y creativo. Se podría describir como una mezcla de realismo, surrealismo y posmodernismo. Para ello se inspira en la cultura, la música y la literatura occidentales, y en autores como Kafka, Chandler, Dostoievski o Hemingway. Sus obras tienen un toque misterioso y fantástico, donde lo cotidiano se transforma en algo extraordinario. Así mismo, también usa el humor, la ironía y el sarcasmo para retratar la sociedad japonesa contemporánea y sus contradicciones.

Murakami escribe con una prosa limpia, sencilla y fluida, que hace que sus novelas sean fácilmente accesibles, pero profundamente complejas. Cuida mucho los detalles, las descripciones y los diálogos, y crea personajes memorables que buscan su lugar en el mundo. También juega con los géneros literarios, las referencias culturales y las estructuras narrativas, rompiendo las convenciones y sorprendiendo al lector.

De esta forma, Murakami ha sabido crear un estilo propio y una voz única, que lo distinguen de otros escritores japoneses. Sus obras son un reflejo de su personalidad, su imaginación y su visión del mundo.

Murakami tiene una visión muy personal sobre el trabajo de escribir. Para él, escribir es una forma de soñar despierto, de comunicarse con otros mundos y de escapar de la jaula de uno mismo.

Escribe con regularidad y disciplina, como si fuera un trabajo más. Sin embargo, también reconoce que el sufrimiento va unido al hecho de escribir, y que se necesita mucha fortuna y perseverancia para vivir de la literatura. Murakami no se considera un escritor inteligente, sino más bien intuitivo y curioso. Y para equilibrar su mente y su cuerpo, Murakami también practica el deporte y la música.

Murakami es una persona muy reservada y discreta, que no suele dar muchas entrevistas ni participar en eventos públicos. Sin embargo, eso no le impide tener una relación cercana y afectuosa con sus lectores, a quienes considera sus amigos y cómplices. En ocasiones ha dicho que escribe para sus lectores, no para recibir premios, y que disfruta creando historias que los hagan soñar.

También ha buscado formas de comunicarse con sus lectores a través de internet, y en 2015, abrió un sitio web llamado “El espacio del señor Murakami”, donde respondió a las preguntas de sus fans sobre música, cine, animales o literatura. Los mejores mensajes formaron parte de un libro, en papel y digital. En 2020, lanzó otro sitio web llamado “Murakami Radio”, donde compartió sus gustos musicales y sus reflexiones personales.

Sin embargo, con los medios de comunicación tiene una relación ambivalente, pues, mientras que, por un lado, reconoce que le ayudan a difundir su obra y a llegar a más lectores, por otro, se siente incómodo con la fama y la exposición mediática, y prefiere mantener su privacidad, llegando a rechazar algunos premios literarios por no querer asistir a las ceremonias o dar discursos. También ha evitado pronunciarse sobre temas políticos o sociales, aunque ha expresado su solidaridad con las víctimas del terremoto de 2011 en Japón.

La crítica literaria ha tenido opiniones diversas sobre la obra de Murakami. Por un lado, hay quienes lo han elogiado por su originalidad, su universalidad, su lirismo y su capacidad para crear historias que atrapan al lector. Por otro lado, hay quienes lo han criticado por dar la espalda a la cultura tradicional japonesa, por ser demasiado occidentalizado, por ser superficial o por repetir fórmulas. También ha sido señalado por algunos sectores del grupo de poder literario de su país por no seguir la línea de los grandes maestros de la literatura japonesa, como Yasunari Kawabata o Kenzaburo Oe. Ante esto, Murakami ha reconocido que se siente más influido por la música y la literatura occidentales, y que no busca representar la identidad nacional de Japón. Sin embargo, un análisis más profundo de su obra revela que Murakami no reniega de sus influencias japonesas, sino que las expresa de una forma diferente, más abierta y cosmopolita.

Murakami también ha recibido elogios y reconocimientos de muchos críticos y lectores de todo el mundo, que han valorado su estilo único y su voz innovadora. Ha sido considerado uno de los mayores novelistas de la actualidad y uno de los representantes más destacados de la literatura japonesa contemporánea. Sus obras han sido traducidas a más de 50 idiomas y han recibido numerosos premios y distinciones.

En este libro que comentamos, De qué hablo cuando hablo de escribir, Murakami comparte sus experiencias y da consejos sobre la escritura, como, por ejemplo: Cualquiera puede escribir, pues no hace falta tener un talento especial, sino perseverancia, disciplina y pasión. Escribir es un trabajo lento que requiere tiempo, paciencia y atención al detalle, así que no se debe buscar el éxito rápido ni la fama, sino el placer de crear. Escribir debe ser divertido y reconfortante, hay que escribir sobre lo que uno siente, sin prejuicios ni limitaciones, pues la escritura puede ser una forma de curación y de comunicación. A la hora de escribir lo mejor es hacerlo con un lenguaje sencillo, usar un estilo claro, directo y fluido, y no abusar de las palabras difíciles ni de las frases largas. La reescritura es imprescindible, revisar varias veces los textos, eliminando lo innecesario y mejorando lo esencial, lo que es una forma de pulir y perfeccionar la obra. Como escribir es una actividad sedentaria, el cuidado de la salud y el ejercicio son formas de equilibrar la mente y el cuerpo, pues el ejercicio físico ayuda a mantener la concentración, la resistencia y la creatividad. Otro punto interesante es lo que él llama “bajar hasta el segundo subsuelo de la conciencia”, es decir: acceder a un nivel profundo e inconsciente de la mente, donde se encuentran los sueños, las emociones y las fantasías. Aunque, al mismo tiempo, se debe ser fiel a uno mismo y no dejarse influir por las modas, las críticas o los premios, pues escribir es una forma de expresar la propia voz y visión del mundo. Pero lo más importante para escribir, según Murakami, es leer, eso es algo indispensable. pues leer ayuda a ampliar el vocabulario, el conocimiento y la imaginación.