Pero antes de seguir analizando la obra deberíamos conocer
más al hombre que la creó. Pasternak publicó su única novela, El doctor Zhivago, tres años antes de su muerte, pues dedicó su ingenio preferentemente a la poesía y, tras la acusación de ser
demasiado subjetivo, durante el gobierno de Stalin, no le quedó más remedio que vivir traduciendo a los clásicos. Boris Leonidovich Pasternak nació en Moscú el 10 de febrero de 1890, en el seno de
una familia de origen judío ucraniano. Su padre, Leonid Pasternak, era pintor y su madre, Rosa Kaufman, concertista de piano, por lo que su infancia se desarrolló en un ambiente artístico y cultural,
donde se recibía a los intelectuales del momento, como el escritor Tolstoi o el compositor Alexander Scarabin quien le introdujo en el estudio de la música, la cual Pasternak abandonó a los 19 años
para dedicarse a la poesía, donde comenzó a ganarse una reputación entre los movimientos simbolistas y futuristas rusos. A causa de una lesión en una pierna que se hizo siendo niño, se libró de ir al
ejército durante la Primera Guerra Mundial, sin embargo, colaboró en una junta de reclutamiento en los Urales. En los inicios de la revolución, estuvo a favor de ella pues entendía que eran
necesarias las reformas sociales y las libertades democráticas en su país, el cual permanecía anclado en un feudalismo medieval, pero, a medida que el nuevo régimen soviético se volvía cada vez
más represivo con los disidentes y conservador con la libertad cultural, Pasternak se fue desilusionando y alejando del movimiento revolucionario, lo que no le permitió publicar sus trabajos y se
dedicó a la mera supervivencia y a esquivar un posible destino en los campos de trabajo o a una sentencia de muerte, como les ocurrió a muchos de sus amigos y conocidos. Y ello fue el impulso que le
llevó a dejar la poesía y escribir esta novela para contar la historia de su generación, tanto bajo el dominio del Zar, como del estado comunista.
Pasternak concibió esta novela como un espacio donde exponer
sus pensamientos y puntos de vista sobre los temas importantes del ser humano: religión, sociedad, arte, política, etcétera, al mismo tiempo que evitaba los clichés simplistas del realismo socialista
y la visión depurada de la revolución y sus logros. A causa de sus opiniones opuestas a muchas de las decisiones gubernamentales, fue castigado con la detención, en 1949, de su pareja, Olga
Vsevolodovna Ivinskaia, en la que basó su personaje de Lara.