Un lugar incierto es el segundo libro de Fred Vargas que comentamos, aunque en la serie del comisario Adamsberg ocupa el
séptimo lugar, siendo publicado en 2008, y formando cada uno de ellos una novela completa por separado, estando unidos, sin embargo, por los mismos personajes y por la relación del comisario con su
amada Camille, aunque en esta historia ella no aparece.
Todo comienza en Londres, hasta donde se han desplazado
Adamsberg y dos de sus ayudantes, incluido el enciclopédico Danglard, para asistir a una conferencia. Coincidiendo con su estancia en la capital británica, ocurre un suceso bastante misterioso y
siniestro: la aparición en la puerta del antiguo cementerio de Highgate de diecisiete zapatos viejos, todos emparejados menos uno: “De los zapatos agrietados, con los cordones desatados, emergían
tobillos descompuestos exhibiendo la carne oscurecida y los tonos blancos de las tibias cercenadas”. Danglard les cuenta a sus compañeros la leyenda que se cuenta sobre este cementerio y lo que
pueden representar aquellos pies estratégicamente colocados.
El cementerio Highgate fue construido en 1839 con la
finalidad de aliviar la sobrecarga de los pequeños cementerios que ocupaban los patios de las iglesias, convirtiéndose con rapidez en el lugar preferido de las familias londinenses para enterrar a
sus seres queridos, sin embargo, en la década de 1960 fue paulatinamente abandonado y, justo en ese momento, comenzó a crecer en popularidad.
El cementerio de Highgate se divide en dos secciones, el
lado este y el oeste, separados por la Swain’s Lane, famosa por las denuncias de avistamientos de vampiros u otros personajes igualmente truculentos. Todo comenzó a principios de la década de 1960
cuando dos muchachas adolescentes afirmaron haber visto resucitar a los muertos y salir de sus tumbas mientras paseaban una noche por Swain’s Lane. Al poco tiempo llegó otra denuncia sobre la
aparición de una figura oscura que acechaba detrás de las puertas del campo santo. A esta le siguió el avistamiento de una figura alta y oscura y el hecho de hallarse cadáveres de animales, dentro y
alrededor del cementerio, completamente desangrados. Y así surgió la leyenda del vampiro de Highgate que la prensa sensacionalista se encargó de acrecentar, sobre todo cuando dos magos rivales
compitieron entre sí en ser el primero en capturar y matar al vampiro. Pero el cénit de esta locura llegó el 13 de abril de 1973, cuando se organizó una cacería del vampiro en toda regla con el
resultado de profanación de tumbas, cadáveres exhumados y estacados o decapitados y celebraciones periódicas de rituales mágicos en el interior de Highgate, quedando estas leyendas como parte del
folklore local hasta la actualidad.
También hay quien asegura que el cementerio está embrujado y
afirman haber visto la figura fantasmal de una anciana enloquecida, corriendo entre las lápidas, con su pelo largo y gris anudado, buscando a sus hijos asesinados por ella misma. O figuras grises y
quietas que se desvanecen cuando te acercas, además de una serie de otras visiones fantasmales, sin faltar las mujeres vestidas de blanco o los rostros asomados a las rejas, además de voces y sonidos
de campanas.
Pues con estas tétricas historias vuelven los policías
franceses a su comisaría para enfrentarse con un espeluznante crimen: un periodista retirado es encontrado literalmente despedazado en su propio apartamento. ¿Tendrá alguna relación lo ocurrido en
Londres y el crimen en Francia? En principio no parece que tengan mucha conexión, sin embargo, con la forma de trabajar tan poco ortodoxa de Adamsberg y sus inusuales colegas, nada puede
descartarse.
Una muerte similar ha ocurrido en Austria: el cuerpo del
asesinado aparece fragmentado en pedazos dispersos por la habitación de una forma que no parece aleatoria, sino intencionada. Después de varias indagaciones y algunos errores, un rastro les lleva
hasta una pequeña localidad serbia cercana a la frontera con Rumanía, convirtiéndose entonces esta historia ya no solo en una trama policial sino incluso en un argumento del más puro estilo
gótico.
Un lugar incierto, sin dejar de ser una novela de suspense, se convierte así en una novela de terror, macabra tirando a
un tono gore, pero, sobre todo, repleta de momentos inesperados. Vargas crea sus personajes, aunque algo excéntricos, dentro de un mundo de cordura y orden, pero los arrastra sin contemplaciones a
las más increíbles experiencias que les afecta de forma neurótica mientras van colocando las piezas del puzle dentro del juego psicológico entre los investigadores y los criminales, porque una de sus
mayores virtudes es crear tramas increíbles dándoles tanta credibilidad que se vuelven realistas.
Otros libros comentados de esta
autora:
El hombre de los círculos azules