¿Qué son las adivinanzas?
Son juegos de ingenio que consisten en describir algo de forma indirecta, ocultando su rasgo más distintivo. Así, se plantea un reto al oyente o lector, que debe adivinar de qué se trata. Las adivinanzas son muy populares entre niños y adultos, ya que estimulan el pensamiento lógico y la imaginación. Además, muchas adivinanzas tienen un toque de humor y creatividad, pues usan rimas, versos y juegos de palabras para hacerlas más entretenidas y divertidas.
¿Sabes qué diferencia hay entre una adivinanza y un acertijo? Aunque parezcan lo mismo, no lo son. Te lo explicamos:
Un acertijo es un juego de ingenio que plantea un enigma o una pregunta difícil de resolver. Los acertijos suelen ser historias en las que se nos oculta parte de la información y se nos dan pistas falsas o engañosas. El reto es encontrar la solución lógica o matemática que explique lo que ha ocurrido. Los acertijos ponen a prueba nuestra capacidad de razonar y deducir.
Las adivinanzas, por otro lado, son juegos de palabras que describen algo de forma indirecta y divertida. Las adivinanzas suelen estar dirigidas a los niños y tienen forma de verso o rima. El objetivo es adivinar qué cosa o ser se está describiendo con las pistas que se dan. Las adivinanzas estimulan nuestra creatividad y nuestro vocabulario.
En resumen, la diferencia entre un acertijo y una adivinanza radica en la forma de presentar el enigma (en prosa o en verso), el público al que va dirigido (adultos o niños) y el tipo de información que se busca (una acción o un objeto).
¿Te gustaría saber el origen de las adivinanzas?
Es un tema muy interesante, pero no hay una respuesta fácil, pues las adivinanzas son muy antiguas y se han transmitido de generación en generación. Se cree que las primeras adivinanzas se escribieron en sánscrito, el idioma sagrado de la India, y que también aparecen en la Biblia y en las leyendas de diferentes culturas. Algunos estudios dicen que las adivinanzas más viejas que se conocen tienen más de 4.000 años y que nacieron en el antiguo Egipto. También hay adivinanzas famosas en el mundo griego y romano. La palabra adivinanza viene del latín y significa “hacia lo divino” o “relacionado con los dioses”. Esto se debe a que las adivinanzas eran una forma de comunicarse con lo sagrado y de demostrar la sabiduría humana. Una de las adivinanzas más conocidas es la que le hizo la esfinge, un monstruo mitológico, a Edipo: “¿Qué animal tiene cuatro patas por la mañana, dos al mediodía y tres por la tarde?”
¿Sabías que la mitología clásica está llena de acertijos y adivinanzas?
Estos juegos de ingenio eran una forma de poner a prueba el destino, la inteligencia o la sabiduría de los mortales y los dioses. Aquí te contamos algunos ejemplos de acertijos y adivinanzas que aparecen en las historias de la antigua Grecia y Roma:
El acertijo de la esfinge, que ya conoces. La esfinge era una criatura terrible con cabeza de mujer y cuerpo de león que se comía a los que no podían resolver su acertijo. Solo Edipo logró vencerla y salvar a Tebas.
El acertijo de las tres hermanas, que se encuentra en la obra “Las Euménides” del poeta Esquilo. Las tres hermanas son las Erinias o Furias, diosas que castigaban a los criminales. Su acertijo es: “¿Qué ser tiene cuatro patas al nacer, dos al crecer y tres al envejecer?” La respuesta es el hombre, igual que en el acertijo de la esfinge.
El acertijo del oráculo de Delfos, que le hizo una trampa a Creso, rey de Lidia. El oráculo le dijo que, si atacaba a Persia, destruiría un gran imperio. Creso pensó que se trataba del imperio persa, pero en realidad era el suyo propio.
El acertijo de las manzanas de oro, que era uno de los doce trabajos de Hércules. El héroe tenía que conseguir las manzanas del jardín de las Hespérides, protegido por un dragón y unas ninfas. Para ello, tuvo que resolver varios acertijos, como el del gigante Anteo, que solo podía ser vencido si se le separaba de la tierra, o el del dios Atlas, que le pidió que sostuviera el cielo mientras él iba a buscar las manzanas.
Las adivinanzas son un juego muy antiguo, que se remonta a los tiempos de los dioses. Con ellas, podemos poner a prueba nuestra inteligencia y nuestra imaginación, tratando de adivinar lo que se esconde tras las palabras. Pero las adivinanzas también son una forma de conocimiento, de revelación, de acercarnos a lo divino y a lo misterioso. En la Biblia, encontramos muchos ejemplos de adivinanzas, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Algunas son desafíos, como los que planteó Sansón a los filisteos; otras son enseñanzas, como las que transmitió Jesús mediante parábolas. Y también hay adivinanzas que se inspiran en personajes o episodios bíblicos, como estas que te proponemos:
• ¿Qué animal habló con una mujer en el jardín del Edén y la convenció para que comiera una fruta prohibida? (La serpiente)
• ¿Qué hombre fue tragado por un gran pez y luego expulsado vivo después de tres días? (Jonás)
• ¿Qué rey tuvo un sueño con una estatua hecha de diferentes metales y le pidió a un profeta que le interpretara su significado? (Nabucodonosor)
• ¿Qué mujer se transformó en una estatua de sal por desobedecer la orden de no mirar atrás cuando huía de una ciudad condenada? (La esposa de Lot).
Dentro de la tradición española hay muchos tipos de adivinanzas populares, según lo que se quiera adivinar o el efecto que se busque. Algunos ejemplos son:
Adivinanzas de animales, para conocer mejor el reino animal, como:
¿Qué animal tiene cinco vocales en su nombre? (El murciélago)
Adivinanzas de objetos, para descubrir cosas cotidianas o curiosas, como:
Tiene números y agujas, pero no sabe coser ni hablar. (El reloj)
Adivinanzas de frutas y verduras, para aprender sobre la naturaleza y la alimentación, como:
Es verde por fuera y roja por dentro, y tiene bailarinas en el centro. (La sandía)
Adivinanzas de personajes históricos o literarios, para repasar la historia y la literatura, como:
Fue un gran emperador romano y también un mes del año. (Julio César)
Adivinanzas humorísticas o picarescas, para reírse un rato y sorprender al otro, como:
¿Qué le entra al hombre y le sale sangre? (El cuchillo)
En conclusión, las adivinanzas son un juego muy divertido y educativo para los niños, que les aporta muchos beneficios en diferentes áreas. Algunos de estos beneficios son: Refuerzan la memoria. Los niños tienen que recordar lo que dice la adivinanza y las pistas que les dan para encontrar la solución. Mejoran el lenguaje. Las adivinanzas les hacen aprender palabras nuevas, entender el sentido figurado, disfrutar de la rima y la musicalidad, y hablar con claridad. Potencian la imaginación y la creatividad. Los niños usan su fantasía para resolver las adivinanzas y también para crear las suyas propias. Estimulan el pensamiento lógico y crítico. Los niños tienen que pensar bien la información que se les da, relacionar ideas, eliminar las falsas y llegar a una respuesta. Motivan el aprendizaje. Las adivinanzas les hacen tener curiosidad por saber más sobre los temas que se tratan, como animales, objetos, frutas, etc. Además, les entretienen y les desafían a mejorar. Facilitan la convivencia. Las adivinanzas se pueden jugar en grupo, lo que ayuda a la interacción, la cooperación y el respeto entre los niños. También se pueden compartir con la familia y reforzar los lazos afectivos.
Veamos algunos ejemplos:
Me rascan continuamente
de forma muy placentera,
mi voz es muy bien timbrada
y mi cuerpo de madera.
LA GUITARRA
Una vieja con un diente
que llama a toda la gente.
LA CAMPANA
Soy una caja adornada
con dos palos para sonar,
y en la banda de la escuela,
me puedes encontrar.
¿Qué soy?
EL TAMBOR
Zumba que te zumba, se oye mi son,
en las noches navideñas,
hasta que aparece el sol.
LA ZAMBOMBA
Con tan sólo cuatro cuerdas,
que un arco pone en acción,
esta caja melodiosa
te alegrará el corazón.
EL VIOLÍN
Siempre mirando al sol
y no soy un caracol.
Giro y giro sin fin
y no soy un bailarín.
EL GIRASOL
En la tierra te sembraron,
las aves te desearon,
cuando estuviste dorado
los hombres te segaron.
EL TRIGO
Cógeme con cuidado,
pues soy muy chiquita.
Cuando me siembras
me transformo en plantita.
LA SEMILLA
Mi nombre es de peregrino
y tengo virtud notable,
me encuentras en los caminos
y mi olor es agradable.
EL ROMERO
Tul y no es tela.
Pan, pero no de mesa.
EL TULIPÁN
Para ser más elegante
no usa guante ni chaqué,
solo cambia en un instante
por una «efe» la «ge».
ELEFANTE
El roer es mi trabajo,
el queso mi aperitivo
y el gato ha sido siempre
mi más temido enemigo.
RATÓN
Salta y salta,
y la colita le falta.
LA RANA
¿Cuál es el animal
que come con las patas?
EL PATO
Vuelo de noche, duermo de día
y nunca verás plumas en ala mía.
EL MURCIÉLAGO
Choco me dice la gente,
late mi corazón.
El que no sepa mi nombre,
es un gran tontorrón.
EL CHOCOLATE
Blanca por dentro, verde por fuera.
Si quieres que te lo diga, espera.
LA PERA
¿Quieres té?
¡Pues toma té!
¿Sabes ya qué fruto es?
EL TOMATE
La A, anda.
La B, besa.
La C, reza.
¿Qué fruta es esa?
LA CEREZA
Redondo como la luna
y blanco como la cal.
Me hacen de leche…
¡y ya no te digo más!
EL QUESO
|