Centenarios:

Julio, agosto y septiembre 2023.

En esta ocasión nos vamos a ceñir a tres grandes autores, para no hacerlo demasiado extenso y pesado, ésos son el colombiano Álvaro Mutis, el británico J.R.R. Tolkien y el chileno Pablo Neruda.

Álvaro Mutis cumplió 100 años de su nacimiento el 25 de agosto.

 

El 25 de agosto se celebró el centenario del nacimiento de Álvaro Mutis, uno de los más grandes escritores y poetas colombianos, que vivió gran parte de su vida en México. Su obra, galardonada con los más prestigiosos premios literarios, es una fascinante combinación de poesía y narrativa, que nos transporta a mundos exóticos y aventureros. Su personaje más emblemático es Maqroll el Gaviero, un navegante errante y nostálgico que encarna la visión del autor sobre la existencia, el amor y la muerte.

 

Mutis nació en Bogotá en 1923, pero pronto se trasladó a Bruselas con su padre diplomático. Allí recibió una educación multicultural y desarrolló su pasión por la historia, la poesía y la gastronomía. En sus viajes a Colombia, se empapó de la realidad rural del país, que plasmó en sus descripciones de paisajes tropicales y personajes campesinos. Dejó los estudios para dedicarse al periodismo, la radio y la publicidad. Se casó con Mireya Durán Solano, con quien tuvo tres hijos. En 1956 se mudó a México por razones laborales y políticas. Allí encontró a su gran amigo Gabriel García Márquez, quien lo impulsó en su carrera literaria y lo elogió como “uno de los mejores escritores del mundo”. En México publicó sus primeros libros de poesía, como Los elementos del desastre (1953), Los trabajos perdidos (1958) y Summa de Maqroll el Gaviero (1986-1993;1973). También creó su saga novelística sobre Maqroll el Gaviero, formada por siete novelas cortas que se reunieron en Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero (1986-1993). En 1978 se divorció de Mireya Durán Solano y se casó con Carmen Miracle, una pintora española con quien compartió su vida hasta su fallecimiento en 2013.

AMÉN

Álvaro Mutis

 

Que te acoja la muerte
con todos tus sueños intactos.
Al retorno de una furiosa adolescencia,
al comienzo de las vacaciones que nunca te dieron,
te distinguirá la muerte con su primer aviso.
Te abrirá los ojos a sus grandes aguas,
te iniciará en su constante brisa de otro mundo.
La muerte se confundirá con tus sueños
y en ellos reconocerá los signos
que antaño fuera dejando,
como un cazador que a su regreso
reconoce sus marcas en la brecha.

Tolkien cumplió 50 años de su muerte el 2 de septiembre.

 

El 3 de enero de 1892 nació en Sudáfrica John Ronald Reuel Tolkien, más conocido como J.R.R. Tolkien, el creador de la Tierra Media, un mundo fantástico que ha fascinado a millones de lectores y espectadores. Tolkien se trasladó a Inglaterra con su familia cuando tenía tres años, y allí se enamoró de las lenguas antiguas, la literatura medieval y la mitología nórdica. Estudió en Oxford y se convirtió en un prestigioso profesor de anglosajón y de lengua y literatura inglesa. Durante la Primera Guerra Mundial, participó como oficial en el frente francés, donde sufrió el horror de la guerra y perdió a muchos de sus amigos.

 

Su obra más famosa es El Señor de los Anillos, una trilogía de novelas fantásticas que narra la épica lucha entre el bien y el mal en la Tierra Media, un mundo imaginario poblado por hombres, elfos, enanos, hobbits, orcos y otras criaturas. Tolkien creó este mundo con gran detalle, inventando sus propias razas, geografía, historia, religión y lenguas. El Señor de los Anillos se publicó entre 1954 y 1955, y se convirtió en un éxito mundial que dio origen a un género literario llamado “alta fantasía”. La obra ha sido adaptada al cine por Peter Jackson, al teatro por Matthew Warchus, al cómic por Luis Bermejo y a los videojuegos por Electronic Arts.

 

Antes de El Señor de los Anillos, Tolkien escribió El Hobbit, una novela infantil que cuenta las aventuras de un hobbit llamado Bilbo Bolsón, que se une a una compañía de enanos para recuperar un tesoro custodiado por un dragón llamado Smaug. El Hobbit se publicó en 1937 y fue el origen de la saga de la Tierra Media. También introdujo el personaje de Gandalf, el mago que guía a los protagonistas de ambas obras.

 

Después de El Señor de los Anillos, Tolkien trabajó en El Silmarillion, una obra póstuma que recoge la historia y la mitología de la Tierra Media desde su creación hasta el final de la Tercera Edad. El Silmarillion se publicó en 1977 gracias al trabajo de su hijo Christopher, que editó y ordenó los numerosos manuscritos inéditos de su padre. Christopher también publicó otras obras basadas en las notas de Tolkien, como Los hijos de Húrin o La historia de la Tierra Media.

 

Tolkien murió en 1973, dejando un legado literario impresionante que ha inspirado a generaciones de lectores y escritores. Su obra ha sido reconocida con varios premios y honores, como el CBE (Comandante del Imperio Británico), el Locus Award (Premio Locus) o el Príncipe de Asturias (Premio Príncipe de Asturias). Además, se le considera el padre de la literatura fantástica moderna y uno de los autores más influyentes del siglo XX.

Sobre el cuento de hadas


J.R.R. Tolkien

 

Mi propósito es hablar de los cuentos de hadas, aunque bien sé que ésta es una empresa arriesgada. Fantasía es una tierra peligrosa, con trampas para los incautos y mazmorras para los temerarios. Y de temerario se me puede tildar, porque, aunque he sido un aficionado a tales cuentos desde que aprendí a leer y en ocasiones les he dedicado mis lucubraciones, no los he estudiado, en cambio, como profesional. Apenas si en esa tierra he sido algo más que un explorador sin rumbo (o un intruso), lleno de asombro, pero no de preparación. Ancho, alto y profundo es el reino de los cuentos de hadas y lleno todo él de cosas diversas: hay allí toda suerte de bestias y pájaros; mares sin riberas e incontables estrellas; belleza que embelesa y un peligro siempre presente; la alegría, lo mismo que la tristeza, son afiladas como espadas. Tal vez un hombre pueda sentirse dichoso de haber vagado por ese reino, pero su misma plenitud y condición arcana atan la lengua del viajero que desee describirlo. Y mientras está en él le resulta peligroso hacer demasiadas preguntas, no vaya a ser que las puertas se cierren y desaparezcan las llaves.

Hay, con todo, algunos interrogantes que quien ha de hablar de cuentos de hadas espera por fuerza resolver, intenta hacerlo cuando menos, piensen lo que piensen de su impertinencia los habitantes de Fantasía. Por ejemplo: ¿qué son los cuentos de hadas?, ¿cuál es su origen?, ¿para qué sirven? Trataré de dar contestación a estas preguntas, u ofrecer al menos las pistas que yo he espigado…, fundamentalmente en los propios cuentos, los pocos que yo conozco de entre tantos como hay.

¿Qué es un cuento de hadas? En vano acudirán en este caso al Oxford English Dictionary. No contiene alusión ninguna a la combinación cuento-hada, y de nada sirve en el tema de las hadas en general. En el Suplemento, cuento de hadas presenta una primera cita del año 1750, y se constata que su acepción básica es: a) un cuento sobre hadas o, de forma más general, una leyenda fantástica; b) un relato irreal e increíble, y c) una falsedad.

Las dos últimas acepciones, como es lógico, harían mi tema desesperadamente extenso. Pero la primera se queda demasiado corta. No demasiado corta para un ensayo, pues su amplitud ocuparía varios libros, sino para cubrir el uso real de la palabra. Y lo es en particular si aceptamos la definición de las hadas que da el lexicógrafo: «Seres sobrenaturales de tamaño diminuto, que la creencia popular supone poseedores de poderes mágicos y con gran influencia para el bien o para el mal sobre asuntos humanos».

“Sobrenatural” es una palabra peligrosa y ardua en cualquiera de sus sentidos, los más amplios o los más reducidos, y es difícil aplicarla a las hadas, a menos que “sobre” se tome meramente como prefijo superlativo. Porque es el hombre, en contraste, quien es sobrenatural (y a menudo de talla reducida), mientras que ellas son naturales, muchísimos más naturales que él. Tal es su sino. El camino que lleva a la tierra de las hadas no es el del Cielo; ni siquiera, imagino, el del Infierno, a pesar de que algunos han sostenido que puede llevar indirectamente a él, como diezmo que se paga al Diablo.

 

EL CUENTO DE HADAS Y FANTASÍA

 

…La mayor parte de los buenos cuentos de hadas trataban de las aventuras de los hombres en el País Peligroso o en sus oscuras fronteras. Y es natural que así sea; pues si los elfos son reales y de verdad existen con independencia de nuestros cuentos sobre ellos, entonces también resulta cierto que los elfos no se preocupan básicamente de nosotros, ni nosotros de ellos. Nuestros destinos discurren por sendas distintas y rara vez se cruzan. Incluso en las fronteras mismas de Fantasía sólo los encontraremos en alguna casual encrucijada de caminos.

La definición de un cuento de hadas -qué es o qué debiera ser- no depende, pues, de ninguna definición ni de ningún relato histórico de elfos o de hadas, sino de la naturaleza de Fantasía: el Reino Peligroso mismo y que sopla en ese país. No intentaré definir tal cosa, ni describirla por vía directa. No hay forma de hacerlo. Fantasía no puede quedar atrapada en una red de palabras; porque una de sus cualidades es la de ser indescriptible, aunque no imperceptible. Consta de muchos elementos diferentes, pero el análisis no lleva necesariamente a descubrir el secreto del conjunto. Confío, sin embargo, que lo que después he de decir sobre los otros interrogantes suministrará algunos atisbos de la visión imperfecta que yo tengo de Fantasía. Por ahora, sólo diré que un cuento de hadas es aquel que alude o hace uso de Fantasía, cualquiera que sea su finalidad primera: la sátira, la aventura, la enseñanza moral, la ilusión. La misma Fantasía puede tal vez traducirse, con mucho tino, por Magia, pero es una magia de talante y poder peculiares, en el polo opuesto a los vulgares recursos del mago laborioso y técnico.

Hay una salvedad: lo único de lo que no hay que burlarse, si alguna burla hay en el cuento, es la misma magia. Se la ha de tomar en serio en el relato, y no se la ha de poner en solfa ni se la ha de justificar. El poema medieval Sir Gawain y el Caballero Verde es un ejemplo admirable de ello.

 

LA MÁGICA INVENCIÓN DEL ADJETIVO

 

…La mente humana, dotada de los poderes de generalización y abstracción, no sólo ve hierba verde, diferenciándola de otras cosas (y hallándola agradable a la vista), sino que ve que es verde, además de verla como hierba. Qué poderosa, qué estimulante para la misma facultad que lo produjo fue la invención del adjetivo: no hay en fantasía hechizo ni encantamiento más poderoso. Y no ha de sorprendernos: podría ciertamente decirse que tales hechizos sólo son una perspectiva diferente del adjetivo, una parte de la oración en una gramática mítica. La mente que pensó en ligero, pesado, gris, amarillo, inmóvil y veloz también concibió la noción de la magia que haría ligeras y aptas para el vuelo las cosas pesadas, que convertiría el plomo gris en oro amarillo y la roca inmóvil en veloz arroyo. Si pudo hacer una cosa, también la otra; e hizo las dos, inevitablemente. Si de la hierba podemos abstraer lo verde, del cielo lo azul y de la sangre lo rojo, es que disponemos ya del poder del encantador. A cierto nivel. Y nace el deseo de esgrimir ese poder en el mundo exterior a nuestras mentes. De aquí no se deduce que vayamos a usar bien de ese poder en un nivel determinado; podemos poner un Verde horrendo en el rostro de un hombre y obtener un monstruo; podemos hacer que brille una extraña y temible luna azul; o podemos hacer que los bosques se pueblen de hojas de plata y que los carneros se cubran de vellocinos de oro; y podemos poner ardiente fuego en el vientre del helado saurio. Y con tal “fantasía” que así se la denomina, se crean nuevas formas. Es el inicio de Fantasía. El Hombre se convierte en subcreador.

Así, el poder esencial de Fantasía es hacer inmediatamente efectivas a voluntad las visiones “fantásticas”. No todas son hermosas, ni incluso ejemplares; no al menos las fantasías del Hombre caído. Y con su propia mancha ha mancillado a los elfos, que sí tienen ese poder real o imaginario. En mi opinión, se tiene muy poco en cuenta este aspecto de la “mitología”: subcreación más que representación o que interpretación simbólica de las bellezas y los terrores del mundo.

 

EN EL MUNDO SECUNDARIO

 

…Naturalmente que los niños son capaces de una fe literaria cuando el arte del escritor de cuentos es lo bastante bueno como para producirla. A esa condición de la mente se la ha denominado “voluntaria suspensión de la incredulidad”. Más no parece que ésa sea una buena definición de lo que ocurre. Lo que en verdad sucede es que el inventor de cuentos demuestra ser un atinado “subcreador”. Construye un Mundo Secundario en el que tu mente puede entrar. Dentro de él, lo que se relata es “verdad”: está en consonancia con las leyes de ese mundo. Crees en él, pues, mientras estás, por así decirlo, dentro de él. Cuando surge la incredulidad, el hechizo se quiebra; ha fallado la magia, o más bien el arte. Y vuelve a situarte en el Mundo Primario, contemplando desde fuera el pequeño Mundo Secundario que no cuajó. Si por benevolencia o por las circunstancias te ves obligado a seguir en él, entonces habrás de dejar suspensa la incredulidad (o sofocarla); porque si no, ni tus ojos ni tus oídos lo soportarán. Pero esta interrupción de la incredulidad sólo es un sucedáneo de la actitud auténtica, un subterfugio del que echamos mano cuando condescendemos con juegos e imaginaciones, o cuando (con mayor o menor buena gana) tratamos de hallar posibles valores en la manifestación de un arte a nuestro juicio fallido.

 

LA FANTASÍA Y LA SUBCREACIÓN

 

…La mente del hombre tiene capacidad para formar imágenes de cosas que no están de hecho presentes. La facultad de concebir imágenes recibe o recibió el nombre lógico de Imaginación. Pero en los últimos tiempos y en el lenguaje especializado, no en el de todos los días, se ha venido considerando a la Imaginación como algo superior a la mera formación de imágenes, adscrito al campo operacional de lo Fantasioso, forma reducida y peyorativa del viejo término Fantasía; se está haciendo, pues, un intento para reducir, yo diría que de forma inadecuada, la Imaginación al “poder de otorgar a las criaturas de ficción la consistencia interna de la realidad”.

…El logro de la expresión que proporciona (o al menos así lo parece) “la consistencia interna de la realidad” es ciertamente otra cosa, otro aspecto, que necesita un nombre distinto: el de Arte, el eslabón operacional entre la Imaginación y el resultado final, la Subcreación. Para el fin que ahora me propongo preciso de un término que sea capaz de abarcar a la vez el mismísimo Arte Subcreativo y la cualidad de sorpresa y asombro expositivos que se derivan de la imagen: una cualidad esencial en los cuentos de hadas.

Me propongo, pues, arrogarme los poderes de Humpty-Dumpty y usar de la Fantasía con ese propósito; es decir, con la intención de combinar su uso más tradicional y elevado (equivalente a Imaginación) con las nociones derivadas de “irrealidad” (o sea, disimilitud con el Mundo Primario) y liberación de la esclavitud del “hecho” observado; la noción, en pocas palabras, de lo fantástico. Soy consciente, y con gozo, de los nexos etimológicos y semánticos entre la fantasía y las imágenes de cosas que no sólo “no están realmente presentes”, sino que con toda certeza no vamos a poder encontrar en nuestro mundo primario, o que en términos generales creemos imposibles de encontrar. Pero, aun admitiendo esto, no puedo aceptar un tono peyorativo. Que sean imágenes de cosas que no pertenecen al mundo primario (si tal es posible) resulta una virtud, no un defecto. En este sentido, la fantasía no es, creo yo, una manifestación menor sino más elevada, del Arte, casi su forma más pura, y por ello -cuando se alcanza- la más poderosa.

La fantasía, claro, arranca con una ventaja: la de domeñar lo inusitado. Pero esta ventaja se ha vuelto en su contra y ha contribuido a su descrédito. A mucha gente le desagrada que la «dominen». Les desagrada cualquier manipulación del Mundo Primario o de los escasos reflejos del mismo que les resultan familiares. Confunde, por tanto, estúpida y a veces malintencionadamente, la Fantasía con los Sueños, en los que el Arte no existe, con los desórdenes mentales, donde ni siquiera se da un control, y con las visiones y alucinaciones.

…Crear un Mundo Secundario en el que un sol verde resulte admisible, imponiendo una Creencia Secundaria, ha de requerir con toda certeza esfuerzo e intelecto, y ha de exigir una habilidad especial, algo así como la destreza élfica. Pocos se atreven con tareas tan arriesgadas. Pero cuando se intentan y alcanzan, nos encontramos ante un raro logro del Arte: auténtico arte narrativo, fabulación en su estadio primario y más puro.

 

FANTASÍA Y RENOVACIÓN

 

…La Renovación, que incluye una mejoría y el retorno de la salud, es un volver a ganar: volver a ganar la visión prístina. No digo “ver las cosas tal cual son” para no enzarzarme con los filósofos, si bien podría aventurarme a decir “ver las cosas como se supone o se suponía que debíamos hacerlo”, como objetos ajenos a nosotros. En cualquier caso, necesitamos limpiar los cristales de nuestras ventanas para que las cosas que alcanzamos a ver queden libres de la monotonía del empañado cotidiano o familiar; y de nuestro afán de posesión.

…Los cuentos de hadas, naturalmente, no son el único medio de renovación o de profilaxis contra el extravío. Basta con la humildad. Y para ellos en especial, para los humildes, está Mooreeffoc, es decir la Fantasía de Chesterton. Mooreeffoc es una palabra imaginada, aunque se la pueda ver escrita en todas la ciudades de este país. Se trata del rótulo “Coffee-room”, pero visto en una puerta de cristal y desde el interior, como Dickens lo viera un oscuro día londinense. Chesterton lo usó para destacar la originalidad de las cosas cotidianas cuando se nos ocurre contemplarlas desde un punto de vista diferente del habitual. La mayoría estaría de acuerdo en que este tipo de fantasía es ya suficiente; y en que siempre abundarán materiales que la nutran. Pero sólo tiene, creo yo, un poder limitado, por cuanto su única virtud es la de renovar la frescura de nuestra visión. La palabra Mooreeffoc puede hacernos comprender de repente que Inglaterra es un país harto extraño, perdido en cualquier remota edad apenas contemplada por la historia o bien en un futuro oscuro que sólo con la máquina del tiempo podemos alcanzar; puede hacernos ver la sorprendente rareza e interés de sus gentes, y sus costumbres y hábitos alimentarios. Pero no puede lograr más que eso: actuar como un telescopio del tiempo enfocado sobre un solo punto. La fantasía creativa, por cuanto trata de forma fundamental de hacer algo más -de recrear algo nuevo-, es capaz de abrir nuestras arcas y dejar volar como a pájaros enjaulados los objetos allí encerrados. Las gemas todas se tornarán en flores o llamas, y será un aviso de que todo lo que poseían (o conocían) era peligroso y fuerte, y que no estará en realidad verdaderamente encadenado, sino libre e indómito; sólo de ustedes en cuanto que era ustedes mismos.

FIN

Pablo Neruda cumplió 50 años de su muerte el 23 de septiembre.

 

El 25 de agosto de 1904 nació en Parral, Chile, Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, más conocido como Pablo Neruda, el poeta más universal de la lengua española. Neruda adoptó este seudónimo en homenaje al poeta checo Jan Neruda, y lo legalizó en 1946. Su madre murió cuando él tenía solo un mes de edad, y su padre se trasladó a Temuco, donde el joven poeta creció y estudió. Allí conoció a Gabriela Mistral, quien lo alentó a escribir poesía.

 

Su primer libro fue Crepusculario, publicado en 1923, cuando tenía 19 años. Al año siguiente, publicó su obra más famosa y leída: Veinte poemas de amor y una canción desesperada, que refleja su pasión juvenil y su desengaño amoroso. Su estilo poético fue evolucionando desde el modernismo hacia el vanguardismo, influenciado por el creacionismo de Vicente Huidobro y el surrealismo.

 

En 1927, inició su carrera diplomática, que lo llevó a vivir en varios países de Asia, Europa y América. En España, se relacionó con los poetas de la Generación del 27, como Federico García Lorca y Rafael Alberti, y fundó la revista Caballo Verde para la Poesía. Allí también vivió la Guerra Civil Española, que lo marcó profundamente y lo hizo tomar conciencia política. Su libro España en el corazón (1937) es un testimonio de su compromiso con la causa republicana.

 

De vuelta a Chile, se afilió al Partido Comunista y fue elegido senador por la provincia de Tarapacá en 1945. Sin embargo, sus críticas al gobierno le valieron una orden de detención en 1948, por lo que tuvo que exiliarse en Argentina y luego en Europa. Durante ese período escribió su obra más ambiciosa: Canto general (1950), una epopeya poética sobre la historia y la naturaleza de América Latina.

 

En 1952, regresó a Chile y se dedicó a viajar por el mundo y a escribir nuevos libros de poesía, como Odas elementales (1954), Estravagario (1958) o Cien sonetos de amor (1959). Sus obras reflejan su admiración por la vida cotidiana, la naturaleza, el arte y el amor. Se casó tres veces: con María Antonieta Hagenaar, con Delia del Carril y con Matilde Urrutia, su última esposa y musa.

En 1970, fue candidato a la presidencia de Chile por el Partido Comunista, pero renunció a favor de Salvador Allende, quien lo nombró embajador en Francia en 1971. Ese mismo año recibió el Premio Nobel de Literatura, el máximo reconocimiento a su trayectoria poética. Regresó a Chile en 1972, gravemente enfermo de cáncer. Murió en Santiago el 23 de septiembre de 1973, pocos días después del golpe militar que derrocó a Allende.

AMOR

Pablo Neruda

 

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte
la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.

Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía
amarte más.
Y todavía
amarte más
y más.

Gracias por leernos...

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