“Agua” es la tercera y última parte de la trilogía “Elements” de la directora india-canadiense Deepa Mehta, que aborda temas sociales y políticos relacionados con la cultura india. Las dos películas anteriores son “Fuego” (1996), que trata sobre el lesbianismo en una sociedad patriarcal, y “Tierra” (1998), que narra el drama de la partición de la India y Pakistán en 1947. La película se ambienta en 1938, en la India colonial, y explora la vida de las viudas en un ashram en Varanasi, donde deben vivir en condiciones de pobreza y marginación según las tradiciones hindúes. La protagonista es Chuyia, una niña de 8 años que se queda viuda tras la muerte de su esposo anciano, y que ingresa en el ashram contra su voluntad. Allí conoce a otras viudas, como Kalyani, una joven que se prostituye para mantener al resto, y Shakuntala, una mujer devota que cuestiona su fe. La película también muestra el movimiento de independencia liderado por Mahatma Gandhi, y el romance entre Kalyani y Narayan, un joven idealista que sigue las enseñanzas de Gandhi.
“Agua” fue nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2006, y ganó varios premios internacionales, como el premio a la libertad de expresión del National Board of Review, el premio a la mejor película asiática del Festival de Valladolid, y el premio a la mejor fotografía del Círculo de Críticos de Vancouver. Asimismo, fue muy controvertida en la India, donde se enfrentó a protestas violentas de grupos fundamentalistas hindúes que acusaban a Mehta de difamar su religión y su cultura. La producción tuvo que ser trasladada a Sri Lanka por motivos de seguridad. La película recibió elogios de la crítica por su guion, su dirección, su fotografía y sus actuaciones, especialmente las siguientes:
El tema principal de “Agua” es la situación de las viudas en la India colonial, y cómo se enfrentan a la opresión, la discriminación y la violencia por parte de una sociedad patriarcal y tradicionalista que las considera malditas y sin valor. La película también muestra el contraste entre esta realidad y el movimiento de independencia liderado por Gandhi, que propone una visión más progresista y humanista de la India, al mismo tiempo que denuncia las injusticias y los abusos que sufren las viudas, y también celebra su resistencia y su capacidad de amar y soñar.
Mehta utiliza el agua como un símbolo de la vida, la pureza, el cambio y la esperanza. El agua representa el río sagrado donde se realizan los ritos funerarios, el lugar donde se encuentran los amantes, el elemento que limpia y renueva, y el medio que permite escapar de la prisión del ashram. El agua también refleja el estado de ánimo de los personajes, desde la calma hasta la tormenta, desde la claridad hasta la oscuridad.
La película “Agua” se financió con la coproducción de India y Canadá, y contó con el apoyo de varias entidades e instituciones, como Deepa Mehta Films, Flagship, David Hamilton Productions, Echo Lake Productions, Noble Nomad Pictures y Téléfilm Canada. El presupuesto estimado de la película fue de unos 7.5 millones de dólares canadienses. Asimismo, también se recibieron donaciones de particulares y organizaciones que quisieron apoyar el proyecto de Mehta, como el actor Richard Gere, que donó un millón de dólares canadienses, o la Fundación Ford, que otorgó una subvención de 100.000 dólares estadounidenses. Además, la película se benefició de los incentivos fiscales que ofrecía Sri Lanka, donde se rodó.
Su rendimiento en taquilla fue bastante bueno, recaudando más de 10 millones de dólares en todo el mundo, y recibiendo elogios de la crítica y el público. También fue nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2006, lo que supuso un gran reconocimiento para Mehta y su equipo.
En un principio, “Agua” debía haber sido filmada en la India, concretamente en la ciudad santa de Varanasi, a orillas del Ganges, en el año 2000, pero después de que Deepa Mehta tuviera que abandonar ese país a causa de las protestas y amenazas de los grupos fundamentalistas hindúes, que se oponían a su temática sobre la situación de las viudas en el país, se tuvo que suspender el rodaje por los disturbios y la quema de los decorados. No fue hasta el año 2004 que pudo reanudar la producción en Sri Lanka, con un reparto diferente y bajo el título falso de “Full Moon”. La película se estrenó finalmente en el Festival Internacional de Cine de Toronto en 2005.
Pero seguramente os estaréis preguntando qué es un ásram. Pues sencillamente consiste en un lugar de meditación y enseñanza hinduista, tanto religiosa como cultural, en el que los alumnos conviven bajo el mismo techo que sus maestros. La palabra sánscrita āśrama significa ‘lo que lleva al esfuerzo’, ya que se practican ejercicios físicos y mentales, así como austeridades. Los ásramas suelen ser sencillos y tranquilos, para facilitar el estudio de los textos sagrados y la contemplación. Los sannyasis, que son hinduistas que han renunciado a la vida mundana, suelen vivir en los ásramas o ir de uno a otro. Los ásramas también pueden ofrecer clases de meditación, terapias orientales y obras de caridad a la comunidad.
Las mujeres viudas eran enviadas a un ásram por diferentes motivos, según la tradición y la situación de cada una. Algunas posibles razones son:
Sin embargo, la vida en un ásram no era fácil ni cómoda para las viudas. Muchas de ellas vivían en condiciones de pobreza, hacinamiento, falta de higiene y atención médica. También sufrían la discriminación y el desprecio de la sociedad, que las veía como impuras o insignificantes. Algunas eran explotadas por los sacerdotes o los proxenetas, que se aprovechaban de su vulnerabilidad. Por eso, algunas organizaciones sociales y humanitarias han tratado de mejorar la situación de las viudas en los ásramas, proporcionándoles alojamiento, comida, educación, salud y pensiones.
La situación de las viudas en India ha cambiado en algunos aspectos, pero sigue siendo muy difícil y desigual para muchas de ellas. Por un lado, se han promulgado leyes que reconocen sus derechos a heredar, a recibir una pensión, a volver a casarse y a vivir con dignidad. También se han creado organizaciones sociales y humanitarias que les ofrecen apoyo, educación, salud y oportunidades de trabajo. Además, algunas viudas han logrado romper los estereotipos y los tabúes que las marginan y han participado en actividades culturales, religiosas y políticas.
Por otro lado, la realidad es que muchas viudas siguen sufriendo la discriminación, la pobreza, la violencia y el abandono de sus familias y comunidades. Muchas de ellas no conocen sus derechos o no pueden reclamarlos por falta de recursos o de apoyo legal. Muchas viven en condiciones deplorables en ásramas o en la calle, dependiendo de la caridad o de la explotación. Muchas son víctimas de abusos, acosos y agresiones por parte de sus parientes políticos o de desconocidos. Muchas se ven obligadas a seguir rituales y costumbres que las humillan y las aíslan, como raparse el cabello, vestir de blanco, ayunar o no participar en las fiestas.
La película “Agua” es una obra valiente y conmovedora que denuncia esta realidad y que invita a la reflexión y al cambio. Mehta muestra con sensibilidad y belleza el sufrimiento y la esperanza de las viudas, así como su fuerza y su coraje para enfrentarse a las adversidades. La película también es un homenaje a Gandhi y a su lucha por la independencia y la justicia de la India, que inspiró a muchos a seguir su ejemplo. “Agua” es una obra maestra del cine que merece ser vista y apreciada por todos.
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