Historias Sencillas

Por orden alfabético.

Relatos escritos por Antonio Cruzans

A Elsa no le gustan los gusanos. 

 

Elsa se lo pasa muy bien en el campo. Con los árboles, algunos tan grandes como palacios; con las flores, que se confunden con golosinas; con los pájaros cantores que vuelan de aquí para allá y de allá para acá y se pierden entre las ramas; con las hojas secas, crujientes como galletas cuando las…

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Alegoría de la lentitud, de Antonio Cruzans 

 

Cuando recibí la llamada de mi prima María serían sobre las diez de la mañana. Era un día gris y frío que invitaba al arrebujo en el sillón y al abandono del paso del tiempo sin más dejándose mecer por la candencia de la lluvia fina, pero constante. “¿Tienes mucho trabajo hoy?” Preguntó. “Siempre hay…

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Amores que matan, de Antonio Cruzans 

 

La primera vez que vi a María me cayó bien. Fue en una fiesta en casa de una amiga común para celebrar no sé qué… pero no importa, porque yo voy a las fiestas por el simple hecho de que lo son, sin interesarme lo más mínimo a costa de qué ni de quién… Pues...

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Altos vuelos, de Antonio Cruzans 

 

El padre Andrés criaba canarios. La ventana de su habitación estaba cubierta de pequeñas jaulas que desafiaban las leyes de la gravedad y, en su interior, los diminutos cantores se retaban en combates sonoros que eran la delicia de todo el colegio. Llegó el día que ya no cabían las jaulas en las reducidas dimensiones…

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Aquellas pequeñas cosas, de Antonio Cruzans 

 

Querida Nostalgia: Ya sé que tu misión es la que es, ya sé que tú nos torturas sin ninguna intención maligna, que no te regodeas en nuestros sufrimientos por todo lo perdido, que no te solazas en nuestra añoranza de tiempos mejores, que no lo haces por pura maldad… sino que simplemente eres así… No...

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Balada de otoño, de Antonio Cruzans 

 

Las notas del piano brotan del salpicadero y se desparraman por todo el coche llenándolo de nostalgias… Llueve, … Serrat conduce con su voz grave y segura hacia una realidad pretérita de pequeños momentos, de diminutas vivencias. – ¡Oh, “Balada de otoño”!… ¿Recuerdas?… La pregunta de Ella es retórica, no necesita respuesta… detrás de lo...

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Caballo de Troya, de Antonio Cruzans 

 

Las cosas no siempre son lo que parecen porque, en muchas ocasiones, esconden alguna sorpresa dentro de sí mismas y se muestran muy diferentes a como nosotros creemos verlas. Eso fue, o es, o será, el Caballo de Troya, pues haber se supone que hubo uno conocido, pero su significado puede aplicarse a multitud de…

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Caleidoscopios, de Antonio Cruzans 

 

Era nuestra primera clase de Filosofía y con un profesor nuevo, totalmente desconocido quien, cuando entró en el aula cargado con una caja de cartón, precedido de una blanca sonrisa y su aura de confianza, nos resultó muy atractivo, por lo menos a las chicas, pero, sin embargo, no logró despejar el sopor general que...

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Carta desde el infierno, de Antonio Cruzans 

 

¡Querida hermanita! ¿Cómo estás?…  ¿Ya te has dejado cazar por algún pavo de los que te cortejan?… Diles que se anden con cuidado porque, de lo contrario, cuando vuelva tu hermano se van a enterar…  Jejejeje…. ¡Deja de fruncir el ceño, que te veo y afea esa linda carita!… Te escribo a ti porque tengo...

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Cerrar los ojos, de Antonio Cruzans 

 

Fermín tenía, lo que se dice, un verdadero problema: no podía dormir. Pero no era el suyo un insomnio provocado por las preocupaciones ni a causa de algún remordimiento de conciencia, no, lo suyo venía de lejos, de cuando era niño y se pasaba las noches enteras delante del televisor o jugando por la casa,…

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Coincidencias, de Antonio Cruzans 

 

Al apearme del tren fui absorbido por una caótica multitud moviéndose en todas direcciones, como en un remolino de aguas turbias tras la avenida de una riada: un empujón por aquí, alguien tropezando por allá, y yo aferrado a mi maletín con fuerza y atención procurando que nada ni nadie me lo arrebatara. Por todo…

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Contar estrellas, de Antonio Cruzans 

 

Cuando llegaron en el escenario solamente había un taburete en la parte izquierda y en el fondo se veía el telón, granate, viejo y raído. El doctor tomó asiento en el suelo, con las piernas cruzadas y el resto hizo lo mismo, menos Raúl porque está muy gordo y le costaba realizar estos movimientos, así...

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Cosas cotidianas, de Antonio Cruzans 

 

“Yo lo vi todo. Estaba en la cocina, preparando la comida, pues mi marido quiere comer siempre a las dos, ¿sabe?, y él es muy estricto en esto de los horarios, y allí, en la cocina, tengo una ventana muy grande, porque yo pienso que las habitaciones, y sobre todo las cocinas, deben tener mucha…

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Cuestión de fe, de Antonio Cruzans 

 

Un nuevo miedo se deslizaba pegajoso por los pliegues de mi cerebro y ese miedo surgió esa mañana, nada más tirarme de la cama, como aparece un grano en el cutis juvenil al mirarme al espejo. Poco más tarde, la luz, matizada por las vidrieras de la capilla, vidrieras alargadas y multicolores con figuras estilizadas…

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Detalles, de Antonio Cruzans 

 

Han pasado más de dos años y durante ese tiempo la fe sólida en mí misma me hizo sorda, ciega e insensible a cualquier incipiente atisbo de nostalgia. La seguridad en mi determinación y la convicción en mi decisión hicieron que la más mínima duda o el más minúsculo arrepentimiento pudieran echar raíces en mi...

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Dibujos, de Antonio Cruzans 

 

Una de mis principales distracciones, de pequeño, era dibujar sobre hojas de papel de “barba” o colorear los dibujos de los cuentos. Era algo mágico ver como mis seres y mundos imaginarios iban tomando forma sobre el horizonte blanco, o como las historias inventadas fluían y se desarrollaban al ritmo que imponía la tarde. La…

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Diógenes, de Antonio Cruzans 

 

Diógenes era un nombre demasiado pesado para soportarlo a cuestas un muchacho de tan solo quince años, pero él no lo supo hasta que llegó a aquel colegio de ventanas anaranjadas, sin horizontes y con puestas de sol sobre las cuatro de la tarde cuando el astro rey se escondía tras los altos edificios clónicos…

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Eclipse, de Antonio Cruzans 

 

“Aquel día se escondió el sol.“Fue como si la noche cayese de golpe sobre el mundo un poco antes del mediodía y todos miraron al cielo, sorprendidos y aterrados. ‘¿Es esta una señal de alguna catástrofe que Dios nos envía para castigar nuestros pecados?’ – preguntaron angustiados al cura de la parroquia y él dijo…

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El accidente, de Antonio Cruzans 

 

Al oír el frenazo, la gente tuvo la certeza de que algo grave ocurría y hasta el viento quiso detenerse, pues juro que vi una hoja cabalgar sobre sus lomos suspendida en la ingravidez. Luego vino el golpe seco y un grito de mujer que desde la acera había sido espectadora privilegiada, y la hoja…

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El árbol, de Antonio Cruzans 

 

Era grande, enorme, tupido, lustroso y, cuando lo mirabas con detenimiento, daba la sensación de dominarlo todo con ese aire de indiferencia propio de las matronas del pueblo. Seguro que sabía más de lo que callaba…Pero para mí era un fastidio.Ya conocía su importancia, sí: el aire de él conseguía el oxígeno, eso lo estudié…

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El cortocircuito, de Antonio Cruzans 

 

Las calles, como jovencitas que invitan a la tentación, visten sus trajes de lentejuelas mientras los comercios hacen brillar sus encendidos escaparates; la gente mira y sueña. Los semáforos muestran el rojo y todos los vehículos frenan su histérica carrera. Palmoteos insistentes en el aro de sus volantes con la mirada puesta en el color…

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El deseo de cumpleaños, de Antonio Cruzans 

 

El sábado nos reunimos toda la familia en casa de mi abuela. Cumplía la mujer ochenta años y había que celebrarlo, “Porque a saber los que podrá celebrar más”, repetía con su finura habitual mi tío José, el tío Pepico entre los allegados. Mi abuela Carmen no ha tenido una vida fácil, “però no...

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El hueco, de Antonio Cruzans 

 

Ulises era un anciano como los de los cuentos. Lucía un bonito pelo nacarado como la nieve, luminoso y largo, peinado en una suelta melena que le caía sobre sus hombros fornidos y una barba blanca perfilada que se recortaba cuidadosamente todos los días, porque Ulises era muy presumido y ufano, a pesar de su...

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El indio de plumas rojas, de Antonio Cruzans 

 

En el primer recuerdo de mi infancia aparece un indio con penacho rojo que dibujé sobre un papel cuadriculado. Junto a la ventana del comedor miraba a la tarde que caía con lentitud de pluma mientras todo se llenaba, envuelto en ese silencio suave de las cosas amables, de las sombras amigas y acogedoras de…

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El laberinto de los caracoles, de Antonio Cruzans 

 

“¿Cuándo cenamos…?”   Su voz quebrada al salir del sopor en el que había pasado parte de la tarde me sorprendió. Se le veía frágil e insignificante bajo la luz del atardecer que se colaba a través de los visillos de la ventana… Mi abuelo, uno de los abogados más importantes de la ciudad en su...

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El no cuento de Caperucita, de Antonio Cruzans 

 

John y Michel habían marchado hacía rato a su habitación para dormir, pero claramente, por el alboroto que estaban armando, todavía permanecían bastante despiertos, así que mamá me envió para que les reprendiera. Cuando llegué los encontré en plena batalla de almohadas y yo recibí mi parte nada más entrar, por lo que puse...

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En la derrota, de Antonio Cruzans 

 

Mira esos mendigos.– Le dijo. –Ellos, aunque no queramos reconocerlo,son la realidady tal vez nuestro destino. En la distancia se hacían oír, insistentes, decididos, empeñados, los rítmicos cañoneos de la artillería “rebelde”, con su machacona reiteración, que le trajeron el recuerdo de las tormentas veraniegas sobre la campiña de su infancia, donde, lejos de adivinar…

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En la distancia, de Antonio Cruzans 

 

A nuestra llegada al poblado, el caos era sobrecogedor. Las mujeres corrían de un lado para otro gritando frases incomprensibles y levantando los brazos como implorando a la clemencia divina; los niños lloraban casi en silencio, escondidos tras de cualquier objeto o planta capaz de cobijarlos; los ancianos, de ambos sexos, dejaban escapar un sinfín…

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En las ausencias, de Antonio Cruzans 

 

I Pensar y pensar…, siempre divagando por esos caminos misteriosos donde se agazapan imágenes irreales e idealizadas que se escapan como muchachas vergonzosas al sorprenderlas. ¿Y para qué?… ¿Y por qué no?… ¿Y por qué por qué?… En el cielo, seguramente, seguirán flotando las estrellas, pero no se ven… durante el día no se ven,…

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Era como el perfume que te atrapa, de Antonio Cruzans 

 

Murió mi amiga Laura. Qué frase tan escueta para algo definitivo, pero el hecho es ése, simplemente ése y toda una vida se encierra finalmente en esas cuatro palabras. Así es, así de sencillo, pero Laura era mucho más, aunque con el tiempo se nos vaya olvidando, porque su vida no tuvo nada de espectacular,…

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Esas pequeñas cosas, de Antonio Cruzans 

 

Querida Nostalgia: Ya sé que tu misión es la que es, ya sé que tú nos torturas sin ninguna intención maligna, que no te regodeas en nuestros sufrimientos por todo lo perdido, que no te solazas en nuestra añoranza de tiempos mejores, que no lo haces por pura maldad… sino que simplemente eres así…. No…

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Espejos, de Antonio Cruzans 

 

Seis son las acepciones que la palabra “espejo” tiene en el diccionario, sin embargo, para lo que quiero contarte, me basto con tres de ellas, a saber: material bruñido que refleja los objetos que tiene delante, cosa que se utiliza como imagen de algo y persona digna de estudio e imitación. Y es que no…

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Feliz cumpleaños, cariño, de Antonio Cruzans 

 

Siempre tan coqueta, se regodeaba con la visión de su pulcra y angelical imagen reflejada en cualquier espejo o cristal donde, a su paso, se transcribiera literalmente y con fidelidad la seductora cadencia de sus pasos y la arrebatadora y hechicera presencia con que la naturaleza le regalara hacía, exactamente en aquel día, veintiún años,…

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La cajita, de Antonio Cruzans 

 

“Sabemos cuál es su mayor deseo. Aquello que más anhela. Pero, ¿realmente usted lo sabe…? No, no nos referimos a los clásicos genéricos como: salud, dinero o amor, sino a su gran deseo concreto. ¿De verdad que sabe cuál es? Si es así, perfecto, pero si no lo tiene muy claro y quiere descubrirlo, tan...

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La casa del pueblo, de Antonio Cruzans 

 

Cuando aquella mujer llamó por teléfono para decirnos que quería comprar la casona del pueblo, algo que permanecía dormido desde hacía mucho tiempo se revolvió en mis entrañas y despertó aquellos viejos miedos que, a fuerza de soportarlos, se habían convertido en algo familiar. Mi madre no quiso regresar y mi hermana se encontraba lejos,…

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La decisión, de Antonio Cruzans 

 

-Ya verás – le dijo el otro mientras acariciaba el borde del cenicero con su mano derecha, – a medida que pase el tiempo la cosa será peor… Y tras un breve receso, dio un largo sorbo a su bebida. Se le notaban la incomodidad, las ganas de irse, lo forzado de la situación. -Ahora…

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La mujer del té, de Antonio Cruzans 

 

امرأة الشاي. Fue una tarde de este verano pasado. Tarde agobiante de agosto en un pueblo del interior de Castellón, cuando celebraban sus fiestas patronales y, como todos los años, instalaron una feria medieval donde, lo más interesante, hay que reconocerlo, era la exposición de aves rapaces que, indiferentes, se dejaban observar por los niños...

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La pieza del puzle, de Antonio Cruzans 

 

Hace tiempo, bastante tiempo, aunque con la forma relativa en que nos empeñamos en vivirlo, parece que fue ayer, tuve un compañero en el instituto que se convirtió en mi confidente y el mejor amigo que he tenido nunca. Luis era un chaval alegre y con unas enormes ganas de vivir. Siempre tenía los trabajos...

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La soledad del gato, de Antonio Cruzans 

 

Apareció como lo hace la primavera: de golpe y con los primeros calores. Pequeño, menudo, inquieto y vigilante con su mirada inquisitiva donde se cobija la continua sorpresa, de pelaje atigrado gris, nos observa, a quienes ocupamos la terraza del bar, con la arrogancia de quien se sabe poseedor de la belleza y, por lo...

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La vida por un espejismo, de Antonio Cruzans 

 

La luna se escapaba entre los pequeños huecos de la espesa capa de nubes que, sólo unos pocos minutos antes, habían dejado caer todo su peso sobrante sobre la tierra reseca tras un verano caluroso y árido. La verbena había hecho un descanso obligado, dejando los músicos sus instrumentos y equipos electrónicos abandonados como pequeño...

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Las cosas no cambian, de Antonio Cruzans 

 

Para algunos era un tipo extraño, solitario, pensativo, melancólico, quien, cuando le preguntabas algo, parecía despertar de algún profundo sueño y te sonreía de manera bonachona e inocente, sin embargo, para la mayoría solamente era un friki; pero pocos, muy pocos, habían hablado con él más de cinco minutos seguidos y nadie supo nunca cuáles…

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Libre albedrío, de Antonio Cruzans 

 

Sentado en un banco de madera, con la mirada perdida en el ramo de rosas que sostiene con las dos manos entre sus rodillas, se ve a un joven vestido con un impecable traje de chaqueta. El bullicio de la calle aumenta a medida que desciende la luz del día y crece la de los…

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Los nombres prohibidos, de Antonio Cruzans 

 

Cuando sonó el móvil recordé que había quedado con mis padres para cenar. Estaba conduciendo por la autopista dirección al Norte y a mi derecha las olas se deshacían en lluvia sobre las rocas de la costa. Detuve el coche en el arcén y descolgué. -Hola, mamá. – Mi voz sonó hueca y lejana. Hubo…

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Los nuestros, de Antonio Cruzans 

 

“¿Qué ocurre cuando nos morimos, tía?… ¿A dónde vamos? …” Mi sobrina Laura tiene diez años, sólo diez… “No lo sé, cariño… No creo que nadie lo sepa…” “Pero Anita ya no está… bueno, está dentro de esa caja y la van a llevar al cementerio… ¿No tendrá miedo ella sola allí? …” Anita era...

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Mi casa, de Antonio Cruzans 

 

Siempre he vivido en esta casa; en ella nací y en ella me gustaría morir, aunque a esto último sólo el destino tiene la respuesta. Mis padres, y antes que ellos mis abuelos, la habitaron y por todos los rincones, hasta en los más insospechados, puede descubrirse algo que posea el halo de mi familia.…

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Mi metamorfosis, de Antonio Cruzans 

 

Hacia finales del pasado curso me vino mi hermana con que quería que le explicase lo de la metamorfosis, pues lo acababan de dar en clase y no se había enterado demasiado bien. ¡Malditas las ganas que tenía yo de explicarle nada!, y sobre todo porque me acordaba de bien poco, por no decir de...

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Mi primer tren, de Antonio Cruzans 

 

El suave viento me trae el pitido inconfundible y yo levanto la mirada del libro donde la tenía prendida. Sé que, en unos segundos, con lentitud al principio, como corresponde al partir de la pequeña estación, ira aumentando la velocidad hasta dejar atrás la curva entre la montaña y el río, firmemente vigilado por el…

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Mi ventana, de Antonio Cruzans 

 

Hay ventanas para mirar afuera y las hay para mirar hacia dentro. La mía es de las primeras. Ella me ha mostrado, desde mis primarios años, todo un mundo que ha ido variando en mi fantasía a medida que adquiría conocimientos sobre él. Mi ventana ha sido mi maestra y mis alas, pues por ella…

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Naufragio, de Antonio Cruzans 

 

Al oír el sonido de la loza chocando contra el suelo, mi curiosidad se impuso y giré la cabeza. La taza seguía meciéndose cadenciosa mientras el plato borneaba como atracción de feria, sólo la cucharilla, brillante y plateada, se mantenía quieta y muda cargada de reproches insalvables. Pero mis ojos pronto se alejaron tras la…

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Noche de ronda, de Antonio Cruzans 

 

En la fotografía, en blanco y negro, pero ya casi sepia por el tiempo, parecía una actriz de los años treinta, aquellas del cine mudo, con su pelo peinado en melena y rizado, la piel blanca, los ojos grandes y pícaros, los labios bien perfilados en una leve sonrisa casi inocente… “Una tía mía.” ...

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Obsesión, de Antonio Cruzans 

 

“Ahora que vamos despacio,vamos a contar mentiras,tralará…” Cuando siendo unos tiernos infantes cantábamos esta inocente cancioncilla en el patio del colegio o en las excursiones campestres, Carlitos, un niño de flequillo repeinado y casco capilar fabricado a base de laca, la entonaba con sincero entusiasmo y a pleno pulmón, como si de un himno patriótico…

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Ousmane Diouf, de Antonio Cruzans 

 

Al abrir la puerta, un violento tufo a humedad maltrató sus sentidos. Se despojó de las gafas de sol, que llevaba puestas a pesar de ya haber anochecido, e intentó acomodarse a la luz mortecina del interior mientras percibía como varias cucarachas deambulaban sobre el suelo de baldosas desvencijadas en busca de cobijo. Un sentimiento...

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Padre, cuéntanos un cuento, de Antonio Cruzans 

 

Era invierno, lo recuerdo muy bien. En el hogar ardían los troncos con alegre crepitar y todos, tras la cena, nos arrimábamos a su calor formando una media luna frente a la chimenea.Mi madre, en un extremo, zurcía camisas y remendaba pantalones apedazando culeras y rodilleras que nosotros no tardaríamos en volver a destrozar; a…

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Por un "pedacico" de cielo, de Antonio Cruzans 

 

La primera vez que encontró la imagen de la Virgen tumbada en el suelo, de espaldas, con esa expresión neutra de las figuras religiosas entre las dos aguas de la existencia, aferrando al Niño Dios como lo haría cualquier madre ante los imprevistos de la vida y con la mano derecha, la que sostiene el…

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Queiero volar, de Antonio Cruzans 

 

Tic, tac, tic, tac, tic, tac… El reloj de pared, aquel que funcionaba gracias a un péndulo movido por unas piñas metálicas, mediante el método de ser estiradas cada noche, de cuyo desempeño últimamente se encargaba su hermano, puesto que ya era lo suficientemente mayor para ello, iba marcando inexorablemente el paso del tiempo, el…

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Querido diario, de Antonio Cruzans 

 

Hace años Laura compró un diario. No tenía una idea clara y concreta de por qué, pero cuando lo vio, perfectamente encuadernado con tapas duras forradas en una especie de piel suave, con un pequeño pasador dorado que se cerraba con una llave minúscula, la cual estaba atada a un delgado cordoncito color crema, con...

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San Valentín, de Antonio Cruzans 

 

Hoy es San Valentín y he recibido un regalo de un hombre que conocí hace algún tiempo, casi por accidente. No sé por qué lo ha hecho, ni por qué lo he admitido… Tal vez en el fondo me haya sentido halagada… Tal vez… Pero quizá eso le haya dado falsas esperanzas y me cause...

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Sin palabras, de Antonio Cruzans 

 

.A ver, a ver… Quiero que me expliques lo que acaba de ocurrir. Cuando mi mujer me mira de esa forma y me habla en ese tono tan tajante, yo sólo tengo ganas de salir corriendo… -No sé a lo que te refieres, cariño… – intento escabullirme. -¿Cómo?… – Se detiene en medio de la…

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Sobre atardeceres, de Antonio Cruzans 

 

Antes de leer le “Historia sencilla” me gustaría que conocieras a dos mujeres extraordinarias: Anne Sullivan y Helen Keller. Anne Sullivan, nacida como Anne Mansfield Sullivan en 1866, en el humilde pueblo de Feeding Hills, Massachusetts, fue una superestrella de la enseñanza que no tuvo un comienzo fácil. A los cinco años, una enfermedad llamada...

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Soledad, de Antonio Cruzans 

 

Soledad no tuvo una infancia cómoda… En realidad, podría decirse que la niñez de Soledad no fue ni fácil ni feliz, y no porque Soledad viniese a nacer en el seno de un familia de escasos recursos… bueno, esto es un eufemismo, pues la verdad cruda y cruel es que esos recursos brillaban por su…

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Te doy mi palabra, de Antonio Cruzans 

 

“S’ha mort el tío Manel… Demá farem el funeral… Víndràs?” “Sí, abuela, claro que iré.” Cuando colgué el teléfono no tuve ninguna sensación especial. Mi tío Manel, el hermano mayor de mi abuela Carmen, un anciano que rondaba los cien años, era un hombre peculiar, extraño, imprevisible… Vivía solo desde que murió su esposa y...

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(Tempus amorem non repicit I) Carpe diem, de Antonio Cruzans 

 

Él jamás antes había pensado en la muerte. Eso era algo que ocurría a los demás y, sobre todo, a la gente muy vieja… aunque, a veces, también podría pasarle a alguien en plena juventud, en un accidente o algo así, pero nunca se había parado a darle vueltas a este asunto, además, no le...

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(Tempus amorem non repicit II) Tempus fugit, de Antonio Cruzans 

 

Él jamás antes había pensado en la muerte, pero en aquel día lo hizo con bastante frecuencia y en todas sus formas y representaciones… desde que lanzó su móvil contra la pared y se convirtió en una nebulosa de diminutas estrellas de cristal y plástico, lo cual originó que gritara su pequeña hermana, quien huyó...

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(Tempus amorem non repicit III) Tempus omnia variat, de Antonio Cruzans 

 

Fue sueño ayer, mañana será tierra: poco antes nada, y poco después humo; y destino ambiciones y presumo, apenas junto al cerco que me encierra. …. Él jamás antes había pensado en la muerte, estoy seguro de eso porque nunca había hecho mención a ella, sin embargo, esta mañana, mientras que mi mujer preparaba los...

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Tras cada segundo, de Antonio Cruzans 

 

Era un domingo por la mañana. Uno de esos tibios domingos soleados de invierno en los que tanto me gusta sentarme en la terraza de algún bar dejándome acariciar por los rayos matutinos del sol,  mientras leo mi periódico favorito y me tomo un cafecito o algún té de los que te reconfortan y te...

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Un camino hacia el futuro, de Antonio Cruzans 

 

Vamos, abuelito, no te hagas de rogar y cuéntanos cómo os conocisteis la abuela y tú… Camil, antes de responder, lleno de satisfacción, mirará a sus nietos, ocho caritas de ojos expresivos y expectantes que aguardan el cumplimiento de la petición hecha por el mayor de todos, y rápidamente le vendrán a la memoria...

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Una familia feliz, de Antonio Cruzans 

 

Era una mañana de lunes fría y lluviosa. Los lunes son el peor día de la semana para mí, por cuestiones obvias que no voy a analizar, y el agravante de la lluvia no ayudaba nada a mi estado de ánimo. Esperaba a un nuevo cliente, colega de oficio que buscaba el apoyo de otro...

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Vivo en un pueblo, de Antonio Cruzans 

 

Vivo en un pueblo. Un parvo núcleo de nidos sustentados en sus vecinos y surcado por una equívoca malla de arterias constreñidas, en la ladera de una leve montaña mediterránea asomada a un generoso valle, donde el sol arranca improbables y polícromos destellos. Una tenue atalaya del cielo donde todavía se respira aire, donde todavía...

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Yo vi, una vez, un reyo de sol, de Antonio Cruzans 

 

Todos los días la misma rutina. La misma voz dulce que te despierta: “Ya es la hora, cariño. Debes levantarte” … es la más sugerente que has encontrado en el distribuidor, aunque tus amigas bromeen por el hecho de que hayas elegido la de una mujer y no la de un hombre… Pero tú lo...

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