Creeré.

Por orden alfabético.

Un trabajo de Mariángeles Sánchez.

CREERÉ: Capítulo 5: A dos pasos del infierno, por Ángeles Sánchez

 

Corro a los brazos de David, pero de pronto algo hace que todo mí cuerpo se convulsione y caigo al suelo de rodillas. Ha sido un segundo, pero lo he visto... después me he mareado y he caído. Respirando entrecortadamente y agarrándome el pecho, levanto la mirada y no, no me lo he imaginado.

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CREERÉ: Capítulo 4, por Ángeles Sánchez

 

Salgo de la habitación dejando atrás el falso reflejo de diosa de fuego.

-¡Vaya! No esperaba... das miedo... – Es cierto lo que dice, puedo verlo en su cara.

-Tú elegiste el color de pelo – le digo, - yo sólo lo he combinado un poco con un buen disfraz.

-Estás, no sé... despampanante – su rostro se vuelve gélido al decirlo. – Pero no sé, me va a costar asimilar que ésta eres tú. Me gustaba tu pelo castaño.

-Gracias, supongo. - respondo un tanto deprimida.

No entiendo por qué me siento así, sabiendo que hace menos de un mes que su mujer murió, que yo la maté. Él jamás volverá a verme atractiva.

-Bueno ¿Ahora qué? - pregunto.

-Ahora esperaremos.

-¿A qué?

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CREERÉ: Capítulo 3, por Ángeles Sánchez

 

La vida podría haber sido distinta para mí, podría haber terminado la carrera, podría haber tenido un trabajo, un coche, una casa y puede que hasta una família. Pero no, un día simplemente todo se fue a la mierda. Seis años después de la tormenta solar, con casi todos los sistemas eléctricos establecidos todo vuelve a la normalidad. Todo menos yo. Que no tengo carrera, ni trabajo, ni coche, ni casa, ni família.

Aún me estoy acostumbrando a vivir con Javi, al principio era confuso y difícil. Yo hacía mil preguntas sobre su trabajo y él no respondía ninguna. Ahora es llevadero. Pasa días fuera de casa y viene destrozado, otro día entero y al día siguiente hace como que no pasa nada. Él sabrá. Me deja quedarme aquí, así que no me quejo.

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CREERÉ: Capítulo 2: Crisis, por Ángeles Sánchez

 

A la mañana siguiente me despierto con un aroma a café profundo. Viene de la cocina. Oigo el tintinear de los platos. Javi me ha dejado unas zapatillas de estar por casa, seguramente fueran de Cris, así que decido no ponérmelas. Me miro en el espejo y veo que la mujer que me devuelve la mirada debe de tener unos treinta y tantos años.

El pijama que llevo tampoco es mío. Me lo quito y lo dejo perfectamente plegado sobre la cómoda. Me doy una ducha rápida en el baño de la habitación. Agua caliente, en el pequeño pueblo donde vivía no la usaba, me traía malos recuerdos de mi época en el Gran Núcleo. Me visto con la misma ropa que llevaba al salir del hospital. También de Cris, supongo.

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CREERÉ: Capítulo 1 - Dime que no es cierto, por Ángeles Sánchez

 

¿Qué puedo hacer yo? Cada célula de mi cuerpo me implora salir corriendo y buscar un lugar caliente y cómodo para morir en paz. Noto como se extinguen mis fuerzas, apenas ya puedo arrastrarme por el suelo. La herida de mi muslo es profunda, estoy segura que ha alcanzado alguna arteria. Me desangraré en poco tiempo. Pero no puedo. No puedo dejarla ahí, a merced de a saber qué. Cris me mira con ojos incrédulos, casi creo ver una sonrisa en su cara.

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