ROTA LA GRAMÁTICA…
Se me rompe la gramática
y las reglas ortográficas,
no conjugo verbo alguno
ni la sintaxis exacta,
la prosa perdida
y los versos y su rima
ni en orden casan,
las frases disonantes,
amorfas las palabras,
el soneto mal herido,
la inspiración en coma…
lívido el papel,
seca la pluma,
indeciso el pulso,
el tintero melancólico,
la luz de la tarde,
de roja acuarela,
entra a trazos,
con descaro, a través
de los fríos vidrios
de la ventana,
jugueteando sobre la mesa,
papel, pluma, tintero,
mesa, el sol de la tarde
yaciente por el oeste
¡y yo no puedo escribir
nada!
porque se me rompe
la gramática,
mis manos crispadas
estrujan la última hoja de papel,
intento impaciente sobre la superficie
el inicio de una frase emborronada
testigo de la pena cruel
en negro trazo…
¡por qué, por qué, mujer…?
GAVIOTAS PLATEADAS
Gaviotas plateadas,
el mar sereno como tu fiel mirada,
sus olas vuelven a la orilla como los amores fieles,
el sol detrás del mundo,
el horizonte mostrando su enigma y tú mirándolo,
y la noche te envidia jalonada con sus mejores estrellas,
entre todas, la tuya y la mía: al norte
y sur el alba,
y al oeste Venus…
y en la orilla tu cara, en tu cara tu boca,
y junto a ti nuestro Cupido, como fiel custodia,
como si fuera yo,
y en el cielo siete gaviotas de plata,
y yo despierto; te presiento, ahogo mi soledad
besando el vacío donde tú no estás…
el mundo, mientras, duerme, nos ignora,
mi sueño hacia el tuyo vuela,
un revoloteo me despierta, de la angustia nocturna,
de la espera ingrata,
en mi ventana siete gaviotas plateadas,
siete gaviotas… nuestro número… el de la suerte,
el siete veces siete… que a diario te quiero,
gaviotas plateadas sobre el cielo vuelan,
en tu mirada se reflejan,
hasta mi alma llegan, en tu pensamiento
siete gaviotas plateadas… del mar de tus ojos a mi alma,
siete gaviotas, siete, nuestro número,
uno por cada día de la semana,
el lunes me enamoro, el martes te amo,
el miércoles te quiero, el jueves te sueño,
el viernes te extraño, el sábado te deseo
y el domingo me enamoro, amo, quiero, sueño, extraño, deseo…
ENAMORADOS
¿Sabes?, no solo es un día el día de los enamorados, pues los enamorados aman todos los días, con sus tardes y sus noches, al igual que todos los días sale el sol y la luna, aunque muchas noches no la veamos, y todos los días está el amor, pues el amor ni se pone y ni siquiera amanece, es perpetuo, como el movimiento de las estrellas, del mar y el mismo tiempo,
¿sabes?, ayer fue el día que más te amé, porque el tiempo se lo llevó, y mañana te diré lo mismo de hoy, pues hoy tengo que amar mucho más ya que el tiempo se lo va a llevar, ¿ves?, cada día el amor se debe renovar,
¿sabes?, no solo es un día el día de los enamorados, pues los enamorados aman todos los días como yo te amo a ti, esposa mía…
JURAMENTO…
Te abriste como la rosa de abril
sobre mis instintos
y yo te amé
entre el rocío de la pasión
y el fuego del amor…
tus besos en mi boca,
aliados de mi forma de amar,
tu cuerpo y el mío,
sedientos del ser,
bebieron hasta saciarse…
la luna y las estrellas,
testigos,
la rosa y nuestra sangre, jueces,
tú juraste, yo juré…
los dos comprometidos…
hoy tú de espaldas,
yo sin razón,
sin entender nada,
son tus palabras falacia,
absurda burla, desamor
o quizás miedo…
no se puede jurar y no querer
sabiendo que yo juré
y olvidarte no quiero…
REQUIEBRO A LA MENTIRA
Miento cuando digo que te quiero
para que la verdad no me delate,
quiero mentirte al decirte lo que te quiero…
y que tú la verdad no me creas
porque, mientras yo te miento,
tú me vas queriendo…
juego a la sinrazón, mentirte no me divierte,
es mal alimento para mi corazón
dejar de quererte…
imagina lo que es mentir a la verdad
cuando es verdad que me muero por amarte…
pero sigo mintiendo, ¡no me creas que te quiero!
sigo diciéndote…
para que la verdad no me delate
porque mientras yo te miento
tú me vas queriendo
y eso es lo que más quiero en verdad,
cuanto más miento al decir que te quiero,
más odio a la mentira…
al extremo que cada vez que te miento,
más te voy queriendo…
PENSAMIENTOS
anda la mar callada y el viento quieto,
la inquietud por las sobras vaga
y de una esquina a otra pasea la necesidad de verte.
El tiempo ni siquiera existe
puesto que, los días que no te veo,
el tiempo es tiempo perdido,
las horas, como esas gaviotas que se alejan
mar afuera sin saber cuándo volverán.
Es triste e indefinida la luz del día,
sin matices ni contrastes, todo es lejano,
silencioso como un vacío, solo se escucha
el quejido del silencio… roto por tu ausencia.
Caen anónimas en su destino las hojas
en esta mañana de otoño con su sabor agridulce,
de verdes manzanas y olor a musgo, a roble viejo,
de cielo pardo como el color de las encrucijadas,
las nubes circundan por las isobaras de trazos invisibles,
los árboles, despojados de sus bambalinas,
se muestran como esperpénticos espantapájaros
para ahuyentar las penas de las almas errantes
de los amantes que la sinrazón los separa…
Los días que no te veo
anda la mar callada y el viento quieto,
la inquietud por las sombras vaga
y de una esquina a otra pasea la necesidad de verte.
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