Bisiesto es un año y un día, como las
penas de prisión, pero con palabras que se buscan para crear poesía.
Surgió de un reto, como un juego, por ver si era capaz de escribir un pequeño poema cada fecha de las trescientas
sesenta y seis que iban a conformar el año 2016… y lo llevé a cabo.
Cada uno de ellos, a las 23 horas del Meridiano 0º, publicaba unos versos en mis páginas personales de las redes
sociales, unos con más éxito, otros con menos, algunos con ninguno… pero lo cumplí y mi reto duró exactamente eso: un año bisiesto.
Después pensé que podría crear un libro con todos ellos, pero claro, retocándolos, sumando, restando, borrando,
añadiendo… es decir, que estos poemas que aquí os presento son como un Frankenstein traído a la vida con retazos de varios cuerpos caídos: una palabra de aquí, un sentido de allá, otra intención
desenterrada o una metáfora cosida… ahora, eso sí, todos, absolutamente todos, tienen algo que ver con los originales primarios: ese “rayo que no cesa”, como lo definió Miguel
Hernández.
No es trabajo de una
red,
ni tarea de una
araña,
ni presa del
águila
que anida en nuestros
pechos.
No, los
sueños
no se
atrapan…
No depende de la
fe,
ni de juegos de
palabras,
ni metáfora de
vida
derramada entre las
sábanas.
No, los
sueños
siempre se
escapan…