LA PENÚLTIMA FILA A LA IZQUIERDA: Si la lengua callara, por Ana Bosch López
10 de junio de 2005.
Me senté en la penúltima fila a la izquierda de aquel patio de butacas desierto por unos instantes más. Olía a pintura vieja, a humedad y a recuerdos, muchos recuerdos.
De fondo, los Lieder onhe Worthe de Felix Mendelssohn inundaban el ambiente. Cerré los ojos para escucharlos y no tardé en caer en un estado de paz emocional difícil de explicar...
LA PENÚLTIMA FILA A LA IZQUIERDA: Fantasmas pasados del presente, por Ana Bosch López
15 de Agosto de 1958.
Roberto era tierno y educado. Cuidadoso con su aspecto y sus maneras con los demás pero sin asegurarse antes de no perder su forma de origen y sin desviarse de su temperamento principal.
Le gustaba que la gente le sonriese al pasar y devolverles la sonrisa. Se imaginaba que pensaban “Que simpático este chico” y este pensamiento le halagaba aún más. Le gustaba causar una buena impresión y muchas veces no podía evitar ser demasiado meticuloso en sus formas para agradar a quien estuviese pendiente de él.
LA PENÚLTIMA FILA A LA IZQUIERDA: Una hoja en blanco y una botella de ron. Free Jazz, por Ana Bosch López.
5 de Junio de 2013.
Conozco esta sensación.
Noto como mi mente se ha separado de mi cuerpo y vuela mucho más arriba, mientras observa como el resto del barco navega sin un rumbo claro. Sólo un par de ideas se apoderan de mi cabeza rompiendo los barrotes de su jaula y saliendo del pequeño rincón donde cada mañana las encierro y las ato con más fuerza. Pero como todo ser humano, estoy atrapado en la debilidad de mis instintos más primarios, y en cuanto se produce un mínimo cambio aflora la naturaleza en la que fui creado, trastocando todo cuanto había construido encima de una forma cuidadosamente artificial, y haciéndome sentir más pequeño aun si cabe, porque veo prender toda mi obra de la que ni siquiera podré recoger sus cenizas.
LA PENÚLTIMA FILA A LA IZQUIERDA: Wynton Marsalis: lo que siempre vuelve o lo que nunca se va, por Ana Bosch López
Sentada en la penúltima fila a la izquierda, Nancy veía como el avión sobrevolaba la ciudad de los Ángeles directa a Barcelona. Sólo llevaba 15 minutos de un larguísimo vuelo y ya se encontraba aburrida. Aborrecía los viajes al igual que aborrecía el calor, que era lo que predominaba.
LA PENÚLTIMA FILA A LA IZQUIERDA: Nihil eripit fortuna nisi quod dedit, por Ana Bosch López
Y allí estaba yo. No me sentía con fuerzas de afrontar el duro día que me esperaba, pero no tenía remedio. Poco a poco, la sala se iba llenando y una marabunta de risas y gritos inundaba el ambiente, hasta entonces sumido en un silencio casi tétrico. Tan tétrico como yo.
A medida que entraban, se iban aposentando en las incómodas sillas de madera y desplegaban sus bártulos en el reducido espacio que se les presentaba.
En las primeras filas, aquellos que de verdad poseían algún tipo de interés, o bien aquellos que querían aparentarlo. Y tal y como las hileras de mesas se alejaban en el horizonte, arrastraban con ellas la atención, la actitud activa y la disposición para adentrarse en una atmósfera dominada por la ignorancia y la indiferencia, que les absorbía como si de un agujero negro se tratase.
LA PENÚLTIMA FILA A LA IZQUIERDA: Jazz de toque clásico: Andzrej Jagodzinsky y trío, por Ana Bosch López
26 de Mayo de 2013
Alberto no puede dormir. Está a tan sólo unas horas de asistir al que él considera el concierto del año. Se imagina sentado en las cómodas butacas del teatro, al lado de su hermano. Éste había intentado escabullirse de todas las formas posibles, pero había sido imposible; finalmente, había tenido que acceder.
Para Alberto, su hermano es un estúpido. Bueno, un estúpido entre muchas otras cosas. También es un antisocial, con un carácter totalmente ilógico y un capullo excéntrico.
Aunque lo que más le toca las narices es que está orgulloso de ello. Y no sólo eso: su hermano está convencido de que ese carácter es precisamente la prueba de que él es alguien especial. Alguien con un futuro grande, incomprendido por un mundo demasiado inculto, ignorante, imbécil o a saber qué. La cuestión es que el tío se piensa que está destinado a ser uno de los más grandes, y no uno cualquiera, ¡el muy gilipollas quiere ser uno de los más grandes músicos de jazz del siglo! Como si eso fuera cosa fácil. Claro, tú de repente, te levantas un día y dices “voy a ser un figura del jazz” y ¡hala! Viene el Espíritu Santo con la paloma, el loro o lo que sea, que lleva una varita mágica con polvos de hada y te convierte en un Parker o un Davis. Así de fácil.
LA PENÚLTIMA FILA A LA IZQUIERDA: Bessie Smith: I need a little sugar in may bowl, por Ana Bosch López
22 de Agosto de 1935
- ¡Hola Anne!
- ¡Buenos días! ¿Qué tal anoche?
- ¿Anoche? ¡Fue increíble! ¡Hacía tiempo que no disfrutaba tanto! Y no me refiero sólo al baile...
- ¿Será posible? ¿También? En serio, te admiro Nancy. No sé como lo consigues.
- No creas ¡Todo es cuestión de práctica! Una vez le has pillado el truco, todos son iguales.
-¡Calla! ¡Nancy, por favor! ¿Qué pensará el que te oiga?
-Que piense lo que quiera. Ande yo caliente, ríase la gente. ¡Mira! Nunca mejor dicho.
- ¡Nancy!
- Tam, tan, tará...
- Sí, tú baila y canta tanto, y ya verás. ¡Hablando de cantar! Ha venido un chico nuevo. Creo que es pianista, y muy bueno, por lo que parece. Pierre lo ha traído para que os acompañe en el recital. Pórtate bien con él ¿eh? Que ya nos conocemos.
- ¡Por supuesto Anne! ¿Cuándo me he portado yo mal? Bueno, te dejo, que “don Pierre” me espera.
- Let me tell you daddy, momma ain't gonna sit here and grieve...
Sonreí. Anne es genial, pero ella no lo sabe. Siempre está metida en sus cosas. Su trabajo y su novio le dejan poco tiempo libre. Se preocupa poco de ella misma y casi nunca puede hacer cosas que verdaderamente le entusiasman. Es una lástima, porque lo pasaríamos muy bien juntas.
LA PENÚLTIMA FILA A LA IZQUIERDA: Ecos de Francia - Stéphane Grappelli, por Ana Bosch López
Francia, 20 de Junio de 1936
Querido Django,
Me alegro de haber sabido de ti. Ya me pensaba yo, que el haberme dejado tomarme estas vacaciones, (si pueden llamarse así), para ver a mi padre, no eran sino una excusa para prescindir de mí y buscar un violinista mejor para el grupo. Pero me alivia que no haya sido así y que continuáis ensayando y bebiendo cerveza hasta el amanecer.
LA PENÚLTIMA FILA A LA IZQUIERDA: O. Coleman, por Ana Bosch López
Sentado en la penúltima fila a la izquierda, Ornette escuchaba el pésimo concierto que estaban ofreciendo sus colegas interpretando el Quatour pour la fin du temps de Olivier Messiaen. Por lo visto, no parecían estar presentes los al menos catorce años de estudios oficiales que habían pasado cada uno de ellos hasta hacerse llamar profesionales. Les habían seguido decenas de cursos, masterclases, y estancias fuera del país con los mejores de su especialidad, una infinidad de horas de estudio y una considerable suma de dinero.
LA PENÚLTIMA FILA A LA IZQUIERDA: Benny Goodman: El nacimiento de la era del swing.
22 de Agosto de 1935.
Anoche fui a ver a Nancy. Yo no quería, no me gusta que nos veamos fuera de mi apartamento, pero ella insistió y no pude negarme. Había venido por la mañana. Llevaba uno de esos vestidos escotados por la espalda y de grandes hombreras a lo Coco Chanel. Me dijo que por la noche iría con unos amigos al Palomar Ballroom. Es uno de esos salones de baile donde las jóvenes se desfogan y los jóvenes alargan las manos. No me gustan. Me recuerdan a mis años de inmadurez y los añoro demasiado. Desearía volver a estar en forma. Seguro que así, Nancy, se quedaría conmigo.
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