Albert Greene nació el 13 de abril de 1946 en una granja de
Dansby, Arkansas, Estados Unidos, en el seno de una familia muy religiosa, por lo que comenzó a cantar góspel muy joven formando parte del grupo familiar Greene Brothers, con quienes participaba en
el circuito de la música espiritual, incluso después de trasladar su residencia a Michigan.
Sin embargo, al llegar a la adolescencia, llegaron también
los enfrentamientos con su padre a causa de su rebeldía y de sus gustos por la música secular y, tras una bronca por el enorme pecado de estar escuchando discos de Jackie Wilson, fue expulsado del
hogar familiar. Poco tiempo después, mientras cursaba los estudios secundarios, formó su propio grupo de rhythm and blues con compañeros de clase, The Creations, que más tarde se convertiría
en Al Greene and the Soul Mates, con el que conseguiría un primer éxito, “Back Up Train”, que les condujo a actuar en el New York City’s Apollo Theater y en otros escenarios del circuito
chitlin, o lugares de audiencia afroamericana.
Curiosamente, este éxito no fue bien digerido, algo que
suele ocurrir cuando no se está preparado para degustar platos tan selectos, y provocó la separación del grupo, por lo que Al Green, ya sin la “e” final, decidió probar suerte por su cuenta, y ésta
le llegó de la mano del productor Willie Mitchell quien, habiéndole escuchado en alguna de sus actuaciones por Texas, quedó impresionado por su forma de interpretar sus temas y le llevó a firmar con
Hi Records de Memphis, Tennessee. Esto ocurría en 1968 y en al principio de la década de 1970, Mitchell ya había pulido el estilo de Green: una melodía sofisticada y suavizada gracias a los bajos y
al juego de su voz capaz de elevarse sin esfuerzo en el falsete más impensable o sumergirse en el gemido ronco de una sensualidad silenciosa, y le produjo sus dos más grandes éxitos: “Let’s Stay
Together” y “I’m Still in Love with You”, baladas que, junto con su costumbre de regalar rosas a las mujeres asistentes a sus conciertos y su voz dorada y envolvente, lo lanzaron a
convertirse una verdadera estrella mediática.
Pero la fe se mantenía agazapada en él y poco a poco fue
reviviendo. Green continuaba con sus giras y con sus nuevos lanzamientos, sin embargo, de vez en cuando, paraba un concierto para sermonear a su audiencia y luego continuaba como si eso fuera de lo
más normal. Aunque su vida daría un cambio radical el 18 de octubre de 1974, cuando Mary Woodson, la mujer que vivía con él, le lanzó una olla con sémola hirviendo mientras estaba en el baño,
suicidándose acto seguido de un disparo, y todo porque Green se negaba a casarse con ella, según una nota manuscrita de Woodson encontrada en su bolso, el caso es que ella todavía estaba
casada...