De esta forma comienza la “Historia del rey
transparente” de Rosa Montero, de cuyo génesis nos descubre la propia autora que "nació de mi pasión por el mundo medieval. No es que decidiera hacer una novela histórica sobre el
siglo XII y luego me documentara sobre ello, sino que la novela surgió espontáneamente de una inmersión previa en el tema, de mi afición como lectora por esa época de nuestro
pasado".
Pero en realidad le salió una novela de aventuras y fantasía
que se desarrolla en un periodo histórico concreto: la Edad Media, que, a pesar de estar alejado en el tiempo, comparte muchas cosas con la actualidad, sobre todo ese afán destructivo de los seres
humanos.
La novela tiene un narrador en primera persona, la propia
protagonista, Leola, una joven campesina que, a causa de varias circunstancias ajenas a su voluntad, se encuentra convertida en un guerrero acompañada por otra mujer, a medio camino entre bruja y
hada, Nyneve, que la seguirá hasta su muerte. Ambas mujeres aprenden a defenderse como hombres e incluso Leola llega a ser armada como caballero. Y allá que se lanzan hacia lo desconocido en plena
campaña de persecución y exterminio religioso de los cátaros en el sur de Francia.
Como ocurre en estos casos, en la narración se mezclan
personajes ficticios con otros reales en perfecta armonía, destacando como centro neurálgico la corte de la célebre María de Francia que tanto sabía de mujeres perseguidas y autora de gran cantidad
de relatos a los que las personas de la época eran tan aficionadas. De hecho, el propio título hace referencia a una misteriosa historia que se intenta relatar en varias ocasiones a lo largo de la
novela, pero cuya narración nunca se lleva a cabo, lo que nos da una constante sensación de destino inconcluso o de fatalidad.
Otro personaje real relevante es Leonor de Aquitania y su
corte trovadoresca, donde medra el amor cortés y la mujer se valora en mucho. Y por citar alguno más, diremos que también aparecen: Ricardo Corazón de León, Eloísa y Abelardo, Merlín, Tristán e
Isolda, Arturo o san Bernardo. Así mismo, es la época del progreso de las ciudades y de los primeros pasos del futuro ascenso de la burguesía, que nos traería la difusión de la lectura y la
importancia de la escritura.
La forma de hablar de los personajes no está forzada en una
artificial aspiración de parecerse a la contemporánea de los hechos, lo cual se agradece y facilita la comprensión de las ideas plasmadas en el texto que nos llevan de mano de las omnipresentes
libertad o felicidad hasta la imprescindible, aunque tristemente ausente con frecuencia, compasión humana.
Claro que, tratándose de una historia acaecida durante la
época medieval, Dios está siempre presente, aunque no siempre para bien, pues corren ríos de sangre en su nombre y la sola presencia de los inquisidores hace cundir el terror entre los pueblos, sin
olvidarnos de las Cruzadas contra el Islam. Y para rebajar el tono épico y realista van apareciendo diversos ingredientes fantásticos: elixires, basiliscos, hadas… para que no olvidemos que lo que
tenemos entre las manos es una novela de fantasía y aventuras y no un tratado histórico.
En conclusión, “Historia del rey transparente” es
uno de esos viajes iniciáticos, tipo la Odisea, que te llevan al punto de partida, es decir, a uno mismo, para llegar a conocer los secretos de la vida. En este caso la heroína es una niña de quince
años, Leola, quien trabaja el campo con su familia y tiene un novio llamado Jacques. Todos ellos son vasallos de un señor feudal francés, vasallo a su vez del Rey de Aragón, y, por lo tanto,
sufren las consecuencias de continuas guerras que les hacen llevar una vida penosa y mísera. Un día, el amo se lleva a todos los hombres disponibles para luchar y Leola se queda sola. Pero ella toma
una decisión inesperada: disfrazarse con la armadura de un caballero muerto para protegerse de tanta violencia imperante en aquellas tierras. Aún así, sola no llegaría demasiado lejos, pero el
destino quiere que otros seres tan solitarios como ella le presten ayuda. Y en la mente de Leola aparece una idea: llegar hasta Avalon, aquella mítica isla en la que, según dicen, sólo viven mujeres,
en una eterna primavera y libre de la muerte. Y ese es su talismán que le da fuerzas para seguir y no rendirse.