Ya libre de explorar su expresión artística, con la ayuda de Georgia O’Keeffe pudo llevar a cabo
exposiciones y algunas ventas en América, siendo uno de sus primeros clientes Donald Judd, quien adquirió una de sus primeras pinturas de Infinity Net. Esta serie marca el comienzo de un
cambio radical en su trabajo de las formas abstractas y biomórficas de su juventud a las obras más obsesivas y repetitivas que definirían su carrera y le ayudarían a procesar su enfermedad mental,
como podemos comprobar a través de sus propias palabras: "Con un solo lunar, no se puede lograr nada. En el universo, está el sol, la luna, la tierra y cientos de millones de estrellas. Todos
nosotros vivimos en el misterio insondable y la infinitud del universo. Perseguir la filosofía del universo a través del arte en tales circunstancias me ha llevado a lo que yo llamo repetición
estereotipada". Nº F es una de las primeras obras de Kusama de la serie. Desde la distancia, la pintura parece delicada y monocromática, pero cuando se ve de cerca, las complejidades de la
superficie del lienzo se hacen evidentes. Como explica Kusama, "sin principio, fin o centro. Todo el lienzo estaría ocupado por una red monocromática. Esta repetición interminable causó una
especie de sensación de mareo, vacío e hipnótico". Este sentimiento hipnótico se traduce además al espectador, ya que es invitado a la mente del artista. Iniciada a fines de la década de 1950,
la serie coincidió con el traslado de Kusama de su tierra natal a Nueva York, donde encontró la libertad artística que necesitaba para expandirse.
Otro artista que también cayó bajo la influencia de Kusama fue Joseph Cornell, quien le escribía cartas de
amor y la dibujaba desnuda, aunque compartía con ella su aversión al sexo, por lo que sus relaciones fueron meramente platónicas. Durante este tiempo, Kusama abrazó con entusiasmo la cultura hippie
hedonista y participaba en protestas contra la guerra, el patriarcado y la sociedad capitalista, todo ello, junto con sus propias ansiedades, le llevaron a crear un arte innovador y profundamente
personal que le condujo a la fama. Su producción fue muy prolífica y diversa: dibujo, pintura, escultura, perfomance, moda, escritura e instalación. A la muerte de Cornell, en 1972, Kusama comenzó a
crear collages en su honor y para hacer frente a su ausencia. Pero tras el fallecimiento de su amigo, las muchas horas de trabajo y los problemas financieros le pasaron factura en la salud, tanto
física, como mental, por lo que decidió regresar a Japón en busca de un tratamiento y allí se centró en la escritura surrealista y la creación de una línea de ropa de vanguardia. En 1977, tras ser
diagnosticada con neurosis obsesivo-compulsiva, Kusama se autointernó en el Hospital Mental Seiwa, donde ha estado viviendo desde entonces.
De todo este periodo que hemos comentado anteriormente podemos extraer, como ejemplo, los siguientes
trabajos: