Mezclando colores:

Frida Kahlo: la expresión del dolor.

“Me pinto a mí misma porque a menudo estoy sola y soy el sujeto que mejor conozco". (Frida Cahlo)

Un trabajo de…

Autorretrato con collar de espinas y colibrí 1940

Considerada una de las más grandes artistas mexicanas, Frida Kahlo fue muy admirada en vida, pero su fama ha ido creciendo tras su muerte. Actualmente, su Casa Azul es un museo y es considerada un icono por el movimiento feminista. Sobre ella se han escrito biografías, entre las que destaca la realizada por Hayden Herrera: “Una biografía de Frida Kahlo”, y películas, como “Frida”, de 2002, con Alma Hayek en el papel de Frida y Alfred Molina en el de Diego Rivera, película que fue nominada a seis Premios Oscar, de los cuales consiguió dos.

Frida Kahlo, cuyo nombre original era el de Magdalena Carmen Frieda Kahlo y Calderón (Frieda venía de la palabra alemana “Frieden” que significa “paz”) nació el 6 de julio de 1907 en Coyocoan, México, y creció en la casa familiar conocida como Casa Azul. Era la tercera hija de cuatro de un emigrante alemán y una mestiza mexicana. A los seis años enfermó de poliomielitis que le mantuvo postrada durante nueve meses, quedándole una visible cojera como secuela y la pierna derecha mucho más delgada que la izquierda, por lo que durante toda su vida usó faldas largas. Su padre, con quien siempre mantuvo una estrecha relación, le animó a realizar mucho deporte para recuperarse, así que practicó fútbol, natación y lucha en una época en la que era basta inusual las mujeres deportistas.

En 1922 consiguió ingresar en la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México, donde solo había treinta y cinco mujeres matriculadas, con la intención de estudiar medicina, y donde destacó por su franqueza y valentía y allí fue donde conoció a Diego Rivera, quien estaba pintando un mural en el campus de la escuela en aquellos momentos y, cosa curiosa, le comentó a un compañero que algún día ella se casaría con el famoso muralista. Poco después, se uniría a un grupo de estudiantes activistas políticos e intelectuales liderados por Alejandro Gómez Arias de quien rápidamente se enamoró.

Una tarde en que Alejandro y ella viajaban en un autobús, éste chocó con un tranvía y Frida resultó gravemente herida, pues la columna vertebral se le fracturó en tres partes y su pierna derecha en once, así mismo, un pasamanos de acero le atravesó la cadera y le perforó la vagina, causándole un gran dolor tanto físico como psicológico con el que tendría que convivir hasta su muerte y le obligaría a someterse a treinta y cinco operaciones quirúrgicas. Así que de nuevo se vio postrada en la cama durante muchos meses, primero en el Hospital de la Cruz Roja de la Ciudad de México y, posteriormente, en su propia casa con todo el cuerpo enyesado.

Autorretrato con traje de terciopelo 1926

Durante este periodo, para matar el tiempo, comenzó a pintar animada por sus padres, quienes le hicieron un caballete especial para que pudiera pintar en el lecho y le suministraban los pinceles y pinturas necesarios. Y así surgió el primero de su gran serie de autorretratos. Sobre esto la propia Frida commentó: “Me pinto a mí misma porque a menudo estoy sola y soy el sujeto que mejor conozco”.

Frida y Diego Rivera 1931

En 1928, Frida se reencontró con Rivera a quien pidió que evaluara su trabajo pictórico y éste, tras revisar todos sus lienzos, le animó a seguir trabajando. Muy pronto esta relación se revistió de un cariz romántico que les llevó a un rápido matrimonio, a pesar de la oposición de la madre de Frida. La vida de Frida cambió por completo pues pasó de una total inmovilidad a un constante ir de aquí para allá a causa del trabajo de Rivera: San Francisco, Nueva York, Detroit…

Hospital Henry Ford 1932

Pero también la cercanía de diego Rivera ejerció influencias en su estilo pictórico en el que añadió componentes tanto realistas como surrealistas, algo que se puede comprobar en su pintura de 1932 “Hospital Henry Ford”, donde expresa sus sentimientos sobre su segundo aborto (Frida se torturaba por su incapacidad de engendrar niños vivos y lo achacaba al accidente).

Y sobre todo, porque este matrimonio tenía muy poco de normal: mantenían casas y estudios separados; Diego era un mujeriego y tenía constantes aventuras, incluso con una hermana de su mujer, Cristina, lo que deprimió tan profundamente a Frida que se cortó su larga melena en señal de luto por la traición; sus separaciones eran constantes y, así mismo, sus reconciliaciones; aunque Frida también le fue infiel tanto con hombres (se conocen el desliz con Trotsky mientras el dirigente soviético y su esposa estuvieron alojados en la Casa Azul tras ser expulsados de su país por Stalin, y el que tuvo con el escultor norteamericano Isamu Noguchi), como con mujeres (el más destacado fue con la cantante y actriz francesa Joséphine Baker).

Al año siguiente, tuvieron que abandonar Nueva York y establecerse en San Miguel, México, a causa de sus ideas comunistas que Rivera plasmó en un mural encargado por Rockefeller para su Centro situado en la ciudad norteamericana, y es que a Diego se le ocurrió que en ese mural, llamado Man at the Crossroads, donde aparecían personajes importantes del mundo, debería estar Vladimir Lenin, algo que chocaba frontalmente con el pensamiento estadounidense.

El suicidio de Doroty Hale 1938

En 1938 Frida conoció a Andre Breton quien le aseguró que las pinturas de la mexicana eran surrealistas a pesar de que ella no las consideraba así. Pero más tarde escribiría: “Realmente no sé si mis pinturas son surrealistas o no, pero sí sé que son la expresión más franca de mí misma”. Ese mismo año realizó una exposición en Nueva York, vendiendo varios cuadros y recibiendo dos encargos, uno de los cuales, hecho por Clare Boothe Luce, debía representar el suicidio de su amiga Dorothy Hale, cuando Luce recibió la pintura quedo horrorizada y estuvo a punto de destruirla.

Las dos Fridas 1939

En 1939 Frida viajó a París invitada por Breton, exhibiendo su obra allí al mismo tiempo que conocía a varios artistas como Marc Chagall, Piet Mondrian o Pablo Picasso. Ese mismo año se divorciaría de Rivera y ello le inspiró para pintar uno de sus cuadros más famosos: “Las dos Fridas”. Sin embargo, como venía siendo la constante, un año más tarde se volverían a casar. Frida recibió una comisión del gobierno mexicano para cinco retratos de mujeres mexicanas importante que no pudo finalizar a causa de la muerte de su padre, en 1941, y de sus constantes problemas de salud, pero, a pesar de todo, su trabajo crecía en popularidad.

La columna rota 1944

Una constante de la obra de Kahlo era la expresión de sus problemas físicos, como cuando tuvieron que intervenirla quirúrgicamente para implantarle un corsé especial que le protegía la columna e intentaba disminuirle el dolor crónico que sufría, algo que fue totalmente inútil. De esta operación surgió otro de sus cuadros famosos: “La columna rota”.

En 1950 le diagnosticaron gangrena en el pie derecho, lo que le llevó de nuevo a la inmovilidad durante nueve largos meses, además de sufrir varias cirugías, aunque eso no evitó que Frida siguiera pintando y trabajando, por lo que tres años después realizaría una exposición individual en México, llegando a su inauguración en una ambulancia y presidiendo la ceremonia de apertura desde una cama que le acondicionaron en la misma sala. Poco tiempo después le amputarían la pierna derecha. Todo ello le llevó a varias depresiones y a sentir tendencia al suicidio, aunque ello tampoco le impidió siguiendo con su actividad política, apareciendo en la manifestación con el derrocamiento del presidente Jacobo Arbenz de Guatemala por los norteamericanos que se llevó a cabo el 2 de julio de 1954. Esta fue su última aparición pública, pues once días más tarde Frida Kahlo murió a causa de una embolia pulmonar, aunque se especula con un posible suicidio.

Durante su vida, Frida Kahlo pintaría 143 cuadros de los que 55 son autorretratos.