Seis personajes en busca de autor
(fragmento)
Luigi Pirandello
De día, sobre un escenario de
teatro.
Nota bene: La comedia no tiene actos ni escenas. La
representación será interrumpida por primera vez, sin bajar el telón, cuando el director y el primer personaje se retiren para acordar el escenario y los actores desaparezcan del escenario; la
segunda vez, cuando el tramoyista haga caer el telón por error.
Al entrar en la sala del teatro, los espectadores
encontrarán el telón levantado y el escenario tal como está de día, sin bastidores ni decorados, casi a oscuras, vacío, para que tengan desde el principio la impresión de un espectáculo no preparado
de antemano. Dos escalerillas, una a la derecha y otra a la izquierda, comunicarán el escenario con la sala. Sobre el escenario, la concha del apuntador estará junto al foso. Al otro lado, cerca del
proscenio, una mesita y un sillón de espaldas al público, para el DIRECTOR. Otras dos mesitas, una más grande, una más pequeña, con muchas sillas alrededor, colocadas para tenerlas a mano, si hubiera
necesidad, en el ensayo. Otras sillas, aquí y allá, a derecha e izquierda, para los ACTORES, y un piano, en el fondo, a un costado, casi oculto. Apagadas las luces de la sala, se verá entrar por la
puerta del foro al TRAMOYISTA con un mono azulado y una bolsa atada a la cintura; cogerá de un rincón al fondo algunos listones, los colocará en el proscenio y se arrodillará para fijarlos. Al
escucharse los martillazos, saldrá de la puerta de los camerinos el DIRECTOR DE ESCENA.
EL DIRECTOR DE ESCENA. ¿Qué
haces?
EL TRAMOYISTA. ¿Qué hago? Estoy
clavando.
EL DIRECTOR DE ESCENA. ¿A estas horas?
(Mirará el reloj.) Son las diez y media. En un momento llegará el Director para el ensayo.
EL TRAMOYISTA. Bueno, ¡yo también
necesito mi tiempo para trabajar!
EL DIRECTOR DE ESCENA. Lo tendrás, pero
no ahora.
EL TRAMOYISTA. ¿Cuándo,
entonces?
EL DIRECTOR DE ESCENA. Cuando no sea la
hora de ensayo. Apresúrate y llévatelo todo. Déjame disponer la escena para el segundo acto de El juego de los papeles.
EL TRAMOYISTA. Resoplando, refunfuñando, recogerá los
listones y se irá. Entretanto, por la puerta del foro, empezarán a aparecer los ACTORES de la compañía, hombres y mujeres, primero uno y después otro, después dos al mismo tiempo, a su gusto: nueve o
diez, los que se supone que deban formar parte en los ensayos de la comedia de Pirandello El juego de los papeles, prevista para ese día. Entrarán, saludarán al DIRECTOR DE ESCENA y se saludarán
entre ellos, deseándose un buen día. Algunos irán a los camerinos; otros, entre los cuales estará el APUNTADOR, que tendrá el guión enrollado bajo el brazo, permanecerán en el escenario esperando al
DIRECTOR para dar inicio al ensayo, mientras que, sentados en círculo o de pie, cruzarán palabras; alguno encenderá un cigarrillo, otro se quejará del papel asignado, aquel leerá en voz alta a sus
compañeros la noticia de una revista teatral. Sería bueno que tanto las ACTRICES como los ACTORES vistieran ropas claras y alegres, y que esta primera escena improvisada tuviera mucha vivacidad. En
un determinado momento, uno de los cómicos se podrá sentar al piano y tocar una música bailable; los más jóvenes entre los ACTORES y ACTRICES bailarán.
EL DIRECTOR DE ESCENA. (Batiendo palmas
para llamarlos al orden.) Vamos, vamos, orden. ¡Ha llegado el Director!
La música y el baile cesarán al mismo tiempo. Los
ACTORES se volverán para mirar hacia la sala del teatro, por cuya puerta se verá entrar al DIRECTOR, quien, con un sombrero de copa, el bastón bajo el brazo y un grueso puro en la boca, cruzará el
pasillo de butacas y, saludado por los cómicos, subirá al escenario por una de las dos escalerillas. El SECRETARIO le entregará el correo: un periódico y un guión
sellado.
EL DIRECTOR.
¿Cartas?
EL SECRETARIO. Ninguna. Esto es
todo.
EL DIRECTOR. (Entregándole el guión
sellado.) Llévelo al camerino. (Después, mirando alrededor y dirigiéndose al DIRECTOR DE ESCENA.) Pero aquí no se ve nada. Por favor, que nos den un poco más de luz.
EL DIRECTOR DE ESCENA. ¡De inmediato!
(Irá a dar la orden. Y poco después el escenario se iluminará con una intensa luz blanca en la parte de la derecha, donde estarán los ACTORES. En tanto, el APUNTADOR habrá tomado su lugar en el foso,
habrá encendido la lamparita y extendido ante sí el guión).
EL DIRECTOR. (Dando palmadas.) Vamos,
vamos, que tenemos que empezar. (Al DIRECTOR DE ESCENA) ¿Falta alguien?
EL DIRECTOR DE ESCENA. Falta la Primera
Actriz.
EL DIRECTOR. ¡Como siempre! (Mirará el
reloj.) Estamos atrasados diez minutos. Anótelo, hágame el favor. Así aprenderá a ser puntual en los ensayos.
No habrá terminado la amonestación, cuando del fondo
de la sala se escuchará la voz de la PRIMERA ACTRIZ.
LA PRIMERA ACTRIZ. ¡No, no, por favor!
¡Aquí estoy! ¡Aquí estoy! (Está toda vestida de blanco, con un sombrero excéntrico y un gracioso perrito entre los brazos; correrá a través del corredor de la sala y subirá apresuradamente por una de
las escalerillas).
EL DIRECTOR. Usted insiste en hacerse
esperar.
LA PRIMERA ACTRIZ. Discúlpeme. ¡Busqué
desesperadamente un automóvil para llegar a tiempo! Pero veo que todavía no han empezado. Y yo no aparezco al comienzo de la obra. (Luego, llamando por su nombre al DIRECTOR DE ESCENA, le encarga el
perrito.) Por favor, déjelo en el camerino.
EL DIRECTOR. (Renegando.) ¡También el
perrito! Como si fuéramos pocos los que parecemos mascotas aquí. (Dará palmadas otra vez y se dirigirá al APUNTADOR) Vamos, vamos, el segundo acto de El juego de los papeles. (Sentándose en la
butaca.) Atención, señores. ¿A quién le toca la escena?
Los ACTORES y las ACTRICES despejarán el proscenio y
se irán a sentar a un costado, salvo los tres que participarán en el ensayo y la PRIMERA ACTRIZ, que sin hacer caso de la pregunta del DIRECTOR se sentará delante de una de las
mesitas.
EL DIRECTOR. (A la PRIMERA ACTRIZ)
¿Interviene usted en la escena?
LA PRIMERA ACTRIZ. Yo
no.
EL DIRECTOR. (Molesto.) ¡Entonces
muévase, por Dios!
La PRIMERA ACTRIZ se levantará y se irá a sentar junto
a los otros ACTORES que ya estarán acomodados aparte.
EL DIRECTOR. (Al apuntador) Comience,
comience.
EL APUNTADOR. (Leyendo el guión.) «En
casa de Leone Gala. Un extraño salón, comedor y despacho al mismo tiempo»
EL DIRECTOR. (Dirigiéndose al director
de escena.) Pondremos la sala de color rojo.
EL DIRECTOR DE ESCENA. (Apuntándolo en
un papel.) De color rojo, de acuerdo.
EL APUNTADOR. (Sigue leyendo el guion.)
«Mesa puesta y escritorio con libros y papeles. Estanterías de libros y vitrinas con lujosas vajillas y utensilios de mesa. Puerta al fondo por la cual se llega a la habitación de Leone. Puerta
lateral a la izquierda por la cual se va a la cocina. La puerta principal está a la derecha»
EL DIRECTOR. (Levantándose e
indicando.) Por lo tanto, presten atención: allá, la puerta principal. Aquí, la cocina. (Dirigiéndose al ACTOR que hará el papel de Sócrates.) Usted entrará y saldrá por este lado. (Al DIRECTOR.)
Colocará la mampara en el fondo y luego colgará las cortinas. (Se vuelve a sentar.)
EL DIRECTOR DE ESCENA. (Anotándolo.) De
acuerdo.
EL APUNTADOR. (Leyendo el guión.)
«Primera escena. Leone Gala, Guido Venanzi, Filippo, llamado Sócrates» (Al DIRECTOR) ¿Debo leer también las acotaciones?
EL DIRECTOR. ¡Sí, sí! ¡Se lo he dicho
mil veces!
EL APUNTADOR. (Leyendo el guión.) «Al
levantarse el telón, Leone Gala, con gorrito de cocinero y delantal, trata de batir un huevo en un cuenco con un cucharón de madera. Filippo bate otro, también vestido de cocinero. Guido Venanzi
escucha, sentado»
EL PRIMER ACTOR. (Al director.)
Disculpe, pero ¿me tengo que poner el gorrito en la cabeza?
EL DIRECTOR. (Fastidiado por el
comentario.) ¡Obviamente! ¡Está escrito allí! (Señalará el guión.)
EL PRIMER ACTOR. ¡Pero si es ridículo!,
usted perdone.
EL DIRECTOR. (Poniéndose de pie,
furioso.) «¡Ridículo, ridículo!» ¿Qué quiere que yo haga si de Francia no vienen más comedias buenas y nos tenemos que resignar a poner en escena comedias de Pirandello, que nadie comprende y parecen
creadas a propósito para que ni los actores, ni los críticos, ni el público queden contentos? (Los actores reirán. Y entonces él, levantándose y acercándose hacia el PRIMER ACTOR, gritará.) ¡El
gorrito de cocinero, sí señor! ¡Y batirá los huevos! ¿Usted cree que no tiene que hacer nada más que batir los huevos con sus manos? Pues no. ¡Tendrá que representar el papel de la cáscara de los
huevos que está batiendo! (Los ACTORES reirán de nuevo y harán comentarios irónicos entre ellos.) ¡Silencio! ¡Y presten atención cuando estoy hablando! (Se dirige de nuevo al primer ACTOR.) Sí,
señor, la cáscara. ¡Lo que quiere decir la forma vacía de la razón, sin la plenitud del instinto, que es ciego! Usted es la razón y su esposa el instinto, en un juego de papeles asignados, por lo que
usted, al representar su papel, es voluntariamente el títere de sí mismo. ¿Comprendido?
EL PRIMER ACTOR. (Abriendo los brazos.)
¡Yo no!
EL DIRECTOR. (Volviendo a su sitio.)
¡Yo menos! Así que mejor seguimos. ¡Después me elogiará el resultado! (En tono confidencial.) Le aconsejo que se ponga siempre de medio perfil, porque si no, entre las complicaciones del diálogo y
usted que no se dejará escuchar por el público, nadie entenderá nada. (Dando palmadas de nuevo.) ¡Atención, atención! Empezamos.
EL APUNTADOR. Disculpe, señor Director.
¿Me permitiría cubrirme con la concha? ¡Corre un aire!
EL DIRECTOR. ¡Cómo no,
hágalo!
El CONSERJE del teatro habrá entrado mientras tanto en
la sala, con su gorrita galoneada, en la cabeza, y atravesando el pasillo de butacas, se acercará al escenario para anunciar al DIRECTOR la llegada de los SEIS PERSONAJES, quienes también han entrado
en la sala y lo han seguido a cierta distancia, un poco desorientados y perplejos, mirando a su alrededor.
(…)
EL CONSERJE. (Con el gorrito en la
mano.) Disculpe, señor.
EL DlRECTOR. (Brusco, despectivo.) ¿Y
ahora qué ocurre?
EL CONSERJE. (Tímidamente.) Han llegado
unos señores que preguntan por usted.
El DIRECTOR y los ACTORES se dan la vuelta
sorprendidos para mirar desde el escenario hacia abajo, en la sala.
EL DIRECTOR. (De nuevo enojado.) ¡Estamos ensayando!
¡Y usted sabe muy bien que no debe entrar nadie mientras estamos ensayando! (Dirigiéndose hacia el fondo.) ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren?
EL PADRE. (Dando un paso adelante, seguido por los
demás, hasta llegar a una de las escalerillas) Hemos venido en busca de un autor.
EL DIRECTOR. (Entre sorprendido e iracundo.) ¿De un
autor? ¿Qué autor?
EL PADRE. Del que sea,
señor.
EL DIRECTOR. Pero si aquí no hay ningún autor, porque
no estamos ensayando ninguna comedia nueva.
LA HIJASTRA. (Con una alegre vivacidad, subiendo
rápidamente la escalerilla.) ¡Mucho mejor, mucho mejor entonces, señor! Nosotros podríamos ser su nueva comedia.
…
Continúa…